Cap9

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HONGJOONG

La semana se consumió tan rápido como los cigarrillos de un adicto a la nicotina. El domingo del fin de semana anterior pasó bastante tranquilo, sin la presencia de Hwasa y Jongho un poco aburrido, he de admitir. Mingi vino a visitarme en el descanso y tuvimos una charla amena. También me acompañó a casa al salir del trabajo, a pesar de insistir varias veces en que no era necesario. Hizo caso omiso y me acompañó de todas formas. Tampoco ocurrió nada destacable con Mingi, empecé a sospechar que si no hacía nada sería así siempre.

Aquella semana hice poco más que beber con mis amigos y consumir el tiempo restante en cualquier tontería poco productiva, porque desarrollar mis hobbies no estaba encima de la mesa.

Al llegar el sábado volví a recobrar el sentimiento de utilidad. Las semanas se hacían eternas y, aunque pareciera extraño, estaba deseando volver al trabajo por varios motivos.

Realmente me gustaba trabajar en el club, me daba de comer y ocupaba mi tiempo libre, además tenía clientes maravillosos como Jongho y Hwasa y el acompañamiento constante de Mingi.

Aquel día llegaba un poco más tarde de lo normal. Los bailarines aún no habían llegado, siempre eran los que llegaban más tarde, así que no me preocupé demasiado.

Empecé a preparar mi lugar de trabajo cuando la puerta se abrió. Observé a Jongho entrar, acompañado de otro chico que no reconocí.

Tenía el pelo rubio y ondulado; su mandíbula era afilada, tanto, que parecía cortar como un cuchillo, aún así su rostro era hermosamente simétrico, un placer para la vista vaya; sus ojos gatunos y su expresión seria le otorgaban una presencia intimidante.

Iba vestido con ropa muy casual, contrastando con la elegancia del traje y los Oxford de Jongho. Su pantalón estaba roto de forma exagerada, podía detallar sus piernas a través de los grandes agujeros. Los combinaba con una camiseta negra simple sin ningún estampado y de su brazo tatuado colgaba una chaqueta de cuero negra.

Jongho sonrió al encontrarse con mi mirada. Ambos se acercaron a paso seguro y sincronizado hasta la barra.

–Hongjoong-ssi.– saludó.– te presento a mi primo y mano derecha, San.– el nombrado saludó con un breve gesto de mano.

–Encantado.– hice una pequeña reverencia con la cabeza.– ¿A que se debe el honor?

Los dos se sentaron en los taburetes, el rubio se dejó caer encima del asiento con cansancio y poco... Estilo. Jongho parecía contento de estar allí, en cambio San tenía una expresión de aburrimiento permanente.

–Hoy tenemos una reunión importante.– San le miró entrecerrando los ojos, sin entender por qué estaba tan emocionado. Jongho le ignoró.– Vendrán dos invitados míos, clientes VIP así que tienes que tratarlos excelente.– Asentí. Podía hacerle el favor a Jongho, era de mis clientes favoritos.– Se que siempre lo haces, gracias igualmente.

Nos quedamos en silencio por un momento, silencio que era irrumpido, unicamente, por los repentinos cambios de volumen en la prueba de sonido.

La actitud de San gritaba que deseaba estar en cualquier lugar menos en ese. Rompía toda la comodidad del ambiente y me ponía tenso.

–¿Puedes prepararle algo a San? Se ve un poco agrio.

El rubio le dedicó una mirada felina no muy contento.

–Enseguida.– obedecí, de todas formas no quería estar allí, notando la incomodidad de San acentuar la mía. Había algo en ese hombre que gritaba peligro.

–Para mí lo de siempre.

Asentí y me puse a preparar los brebajes. A mis espaldas, podía escuchar la conversación que mantenían.

I Want Big Boy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora