Cap10

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WOOYOUNG

Yunho me dejó solo.

Mi mano derecha, en terreno enemigo.

Sabía defenderme de sobras sin mi guardaespaldas, pero a aspectos teóricos eso debería conllevar un descenso de su sueldo. Solo esperaba que tuviese un buen motivo, sinó no se que le haría.

Me acerqué a las escaleras para subir al segundo piso. Al pié había un gorila custodiando la entrada que sobresalía comparado con las dimensiones de la estrecha escalera.

—Wooyoung.— me dejó pasar al instante, haciendo una media reverencia.

Me sorprendió que supiera mi nombre, no sé porque sí todos los hombres de Jongho me conocían. Era justo, yo conocía el nombre de todos los suyos.

Asentí con la cabeza en agradecimiento y subí.

El pasillo de la segunda planta permanecía completamente en silencio, lo único audible era el leve tacón de mis zapatos de vestir y los grabes de la música más allá de las gruesas paredes. Las pocas puertas que lo conformaban estaban cerradas menos una.

Entré, esperando que la reunión se celebrara en aquella sala monocromática. Yunho era quién tenía la información y no estaba para guiarme. Definitivamente me planteaba una disminución de su sueldo.

Paseé por la estancia, observando algunos de los cuadros que colgaban en las paredes, todos de imitación a los originales pero tenían buen gusto.

Había varias cómodas que llenaban los huecos vacíos de la sala. Palpé con las yemas de mis dedos cada superficie, reparando en cada pequeño objeto que se encontrara sobre ellas.

Quería investigar más, era curioso y me preguntaba que guardaría alguien en los cajones de una cómoda de puticlub. Seguramente nada, estarían vacíos. Tampoco me detuve a comprobarlo porque si Jongho aparecía por la puerta no daría una buena imagen. Menos aún con la situación de desconfianza que se palpaba en el ambiente.

Me senté en uno de los dos sillones grisáceos que se enfrentaban en el centro de la sala. Crucé las piernas y apoyé mi brazo en el largo del reposacabezas.

Solo quedaba esperar a que los Choi llegaran, aunque deseaba que Yunho lo hiciera antes que ellos.

Saqué mi móvil y revisé algunos datos de la reunión. Le había dado mil vueltas a los archivos en mi despacho pero nunca se estaba lo suficientemente seguro.

¿Jongho intentando conquistar mi imperio? Listo.

¿Jongho queriendo iniciar una guerra entre bandas con la excusa de quedarse la zona gris? El mismo punto dicho de manera diferente.

¿Jongho agarrando ventaja en los negocios ilícitos como método para derrocar la moral de mis inversores? Por supuesto, no perdía una sola oportunidad, incluso si debía jugar sucio.

Despegué mi mirada del teléfono cuando escuché unos pasos acercarse desde el pasillo.

El primero en entrar fue Jongho, seguido de San, ambos a pasos seguros y fuertes. El líder de los Choi se sentó frente a mí de una forma elegante y despreocupada. Apoyó la pierna izquierda en su rodilla y sus dos brazos se extendieron por el largo del reposacabezas del sillón.

Su mano derecha quedó estático tras él.

–Wooyoung.– fue su manera de saludarme.

San siquiera lo hizo, mantuvo su mirada imperturbable en la ventana a mis espaldas, ignorando mi presencia por completo.

—¿Que tal estás Jongho?— Sonreí en un intento de cortesía.

—De maravilla.— sus comisuras se elevaron en prepotencia, dejando ver uno de sus colmillos sobresaliendo entre el resto.— No podía esperar a que llegara esta reunión.

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