CINCO

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Con la mirada fija en todos los títulos y honorarios a nombre de Kim JongIn, desde la universidad y lo que vino después, todos esos estudios en psicología de niños, pedagogía, etc. Cualquiera podría saber que su esposo era alguien que realmente adoraba su trabajo y a sus niños, KyungSoo se sintió miserable.

En un principio creyó que nunca podría funcionar algo entre ellos. Él era consciente de que no podía tener hijos pero eso no le había importado hasta que conoció a JongIn, entonces deseo tenerlos pero solo por él.

Cuando se habían conocido, KyungSoo apenas y era alguien, había perdido a sus padres y había tenido que comenzar a trabajar en el restaurante de la madre de JongIn para sobrevivir, al mismo tiempo que trataba de terminar sus estudios en Ginecología.

Durante sus prácticas, había visto ir y venir cientos de parejas con sus bebés, entraban como futuros padres y salían como las personas más felices del mundo, ¿Era posible que un bebé cambiará tanto la vida de una persona? Bien decían, el amor a un hijo superaría cualquier otro tipo de amor, porque era carne de carne, sangre de sangre.

A un hombre que pierde a su esposa, se le llama viudo, a una mujer que pierde a su esposo, viuda, pero no había nombre para alguien que perdía un hijo, porque no había nombre para tal dolor, el vínculo padre e hijo era algo más fuerte de lo que podía o podría llegar a entender algún día.

-Me voy, Soo, tengo que llegar temprano para una reunión con los padres de un pequeño que...- JongIn salió de la habitación, poniéndose el abrigo sobre su casual ropa, atrapó a Soo con la mirada perdida en los cuadros sobre el sofá de su pequeña sala -¿Pasa algo malo?-

-¿No odias que no pueda darte hijos?- la sonrisa de JongIn desapareció, transformándose en una mueca de preocupación. Lo tomó por las mejillas con cuidado, acariciándolo con sus dedos.

-Cielo, ¿Por qué dices eso? Claro que no, cuando nos casamos, ambos sabíamos que no podríamos pero no nos importó, nuestro amor fue mucho más fuerte que eso, ¿Qué está mal?- KyungSoo frunció el ceño, cruzándose de brazos.

-Es que siento que todo el mundo me mira, me señala. Yo se lo mucho que te gustan los niños, ósea, joder, trabajas en un lugar que está llenos de ellos pero yo simplemente no puedo entender porque tú...- KyungSoo con cada palabra parecía ponerse más molesto, agitando sus manos frente a su rostro.

-¿Por qué me casé contigo?-

-Sí, ¿Eres idiota? Si querías ser padre tenías que haberte casado con un Omega o con una mujer o una que fuera ambas-

-Pero te quería a ti- JongIn besó su frente y KyungSoo lo empujó haciéndolo reír -Bien, creo que no me crees-

-Claro que no, ¿Cómo podría? Me siento tan aturdido, encima tengo examen mañana y solo estoy pensando en porque no tengo ese superpoder-

-Deja eso ya, debes concentrarte en lo que debes, descuida KyungSoo- JongIn le dio un corto beso en los labios -No es la base de nuestro matrimonio- JongIn sonrió y parecía que con una sonrisa podía iluminar la habitación entera tanto que le empujó el rostro aún lado.

-¡Ya vete! Se te hará tarde-

-¡Mi beso! ¡Mi beso!- se quejó JongIn tratando de acercarse a él con los labios estirados pero KyungSoo lo mantenía alejado con todas sus fuerzas.

-¡Ya tuviste muchos besos! ¡Largo!-

-¡Eres tan malo!- JongIn hizo un puchero pero al menos había logrado empujarlo hasta la puerta, entonces le dio un rápido beso en la mejilla -Ese no es el beso que quería-

-Es todo, vete y llega para comer a tiempo, tu madre es insoportable cuando llegas tarde-

-¡Está bien, está bien! Te amo- KyungSoo cerró la puerta con fuerza, eso había sido demasiado por ese día.

Así empezó todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora