Sinopsis:
Una joven de gran estatus y respetada empresaria, posee ciertos "gustos ocultos", a lo cuál emprenderá un pacto tras firmar un contrato peculiar, cuya vida será tomada por cinco demonios, quiénes le cumplirán sus deseos mientras ella deber...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El sonido característico de aquél enorme reloj en la sala principal, es lo único que se destaca ante el silencio que los tres manteniamos, sentados uno en cada sillón de un sólo cuerpo. No sabía porqué decidí venir en la noche, cerca de las 22:00pm. Fui una completa estúpida la verdad.
Tenía un poco de calor, pero ni loca me quitaría mi chaqueta, además dejaría en evidencia mi pistola; así que respiré hondo y sobé mis rodillas, acortando un poco mis nervios mientras espero que aquél tímido hombre comience a hablar, aunque estaba sorprendida por ese atuendo asiático que portaba. Creo que era una Yukata tradicional de la Era Taisho, que me había enseñado Michael, cuando viajamos a Japón.
Urami, no me h-había informado que v-vendría esta noche...- {logró mencionar un tanto apenado} - pido disculpas por no tener una cena digna para usted.
Se lo agradezco mucho, pero no es necesario...- {respondí tranquila. Ignorando la mirada que me brindaba el otro infeliz, quién bebe a gusto estando de piernas cruzadas con elegancia y sacudiendo su pie derecho, cuyos zapatos de vestir brillan de lo bien lustrados que estaban}.
Me n-niego a ello...usted merece cenar y disfrutar en estar aquí...- {insiste, comenzando a ponerse de pie, pero es detenido al escuchar a la fémina}.
Sólo quiero devolverle su contrato. Me niego a aceptarlo. Es por ello que estoy aquí Sr. Hantengu...- {traté de sonar tranquila, pero ya quería irme de este lugar} - me halaga saber que usted se interesó en mi. Agradesco su gesto en otorgarme una oportunidad única en cumplir algunos de mis deseos, pero le seré sincera...- {respiré hondo} - no necesito nada. Soy feliz con lo que tengo, y en lo que hago. No necesito cambiar algo en mi, ni tampoco conseguir amor a la fuerza. Si mi salud es pésima, no me importa. Si he de morir hoy, mañana o cuando el destino decida, pues aceptaré mi muerte a brazos abiertos.
Diablos...- {exclamó sorprendido} - Hantengu...No te quedes callado. Si no la tomas...¡Yo lo hago con gusto!
Ni lo sueñes, hijo del diablo...- {le contesté molesta, mirándolo con odio}.
Déjala...Urami...- {se acomoda en su asiento, manteniendo su rostro bajo} - me ha dejado...s-sorprendido por su valor y sinceridad en sus p-palabras. Pero no puedo...dejarla ir...
¿Por qué?...- {exclamé regresando mi mirada hacia aquél hombre} - no soy nada de usted. No tiene ningún derecho en mantenerme en su mano.
¡Ja, ja! Tonta...Tonta mujer...- {comienza a burlarse y ponerse de pie, avanzando lentos pasos hacia donde yace la fémina}.
¿De qué te ríes? ¿Por qué no me cuentas el chiste, así nos reímos todos?...- {quería partirle la jeta de una piña, pero logro notar como Hantengu también se puso de pie, comenzando a temblar del miedo sin apartar la mirada de su hermano con preocupación}.