Capítulo 34

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Escrito en colaboración con EdenFell5
Capítulo 24《¿Dónde está mi amor?》

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Aziraphale pensó lo peor, tal vez había venido a la escuela y de camino aquí alguien la subió a un auto y se la llevó. Por su mente comenzó a rondar la idea de que tal vez no la volvería a ver nunca. Sus manos comenzaron a temblar, sintió un vacío en el estómago y un nudo en la garganta.

—Crowley, ¿qué vamos a hacer?

—Estoy pensando— respondió sintiéndose igual o peor que Aziraphale. —Okey, hay que volver a casa y revisar sus cosas. Llama a Luke, a tu mamá, a todos

—Sí, buena idea

Las llamadas de pánico comenzaron a circular por toda la ciudad mientras que a varios kilómetros de San Francisco, a mitad de carretera, en un autobús de viaje iban Sam y Venus, ella con la cabeza recargada de la ventana mirando el paisaje mientras que Sam escuchaba música y distraía su mente de las consecuencias de esta huida.

Venus pensaba en qué le diría a la persona que los recibiría. ¿Cómo sería? ¿La reconocerían?

—Mira, era maestra en Caltech. Tu mamá era una genio— comentó Sam mostrándole una foto de su mamá que había encontrado en el anuario.

Como buen amigo quería ayudar en todo lo que pudiera así que su investigación incluía stalkear las cuentas de todos los etiquetados en las fotos de Lía.

"Pasajeros con destino a Sacramento, les pedimos descender del autobús de manera ordenada"

Venus y Sam bajaron del autobús buscando la manera de transportarse de la estación hasta la colonia donde su mamá vivía. Tomaron el autobús que los dejó a unas cuadras, el resto del trayecto fueron caminando en silencio.

El corazón de Venus latía a mil por segundo, sus manos temblaban y sentía la sangre helada corriendo por sus venas.

—Tranquila. Todo saldrá bien— murmuraba Sam, pero lo único que Venus podía oír era un agudo chirrido que la ensordecia.

Se pararon frente a una hermosa casa estilo la Toscana, con rosales enfrente y un acabado muy hogareño. Tenía un nudo en la garganta, y de no ser porque no ha comido nada podría jurar que vomitaría.

Dio dos golpes a la puerta y esperó; escuchó un par de pasos aproximándose y sus piernas comenzaron a temblar, el aire le faltó.

—Hola— una señora de no más de 60 años se asomó a la puerta con una cálida sonrisa. Era ella, su abuela biológica, el parecido era asombroso —¿Puedo ayudarles en algo?

Venus no supo qué decir, no habló, a lo que Sam salió a su rescate. Dio un paso al frente y se apresuró a hablar.

—Hola, sí disculpe. Nosotros somos...— sus palabras se tropezaron torpemente. Volteó a ver Venus dudando en sí decirlo o no, pero no habría otro modo de que las cosas fueran a salir bien sino hablaba claro. —Yo soy hijo de Anthony Crowley, él era amigo de su hija

—¿Crowley? ¿Ese Crowley?— cuestionó la anciana en un tono juguetón y sorpresivo. —Creí que solo tenía hijas

—Pues no— dijo el astuto muchachito mientras ríe y se muestra simpático.

Uno de nosotros {AziraCrow}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora