Capítulo 7. Un banquete.

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Quizá yo no la mate. Quizá, si tuve que ver con su muerte. Quizá, solo quizá, es un juego de muerte y yo hice que la mataran.

Durante la noche no pude conciliar el sueño. Imaginaba el rostro de Derek sobre el cielo.

Aun no puedo creer que haya muerto. Jamas le dije nada, nunca le dirigí palabra, y ahora no podre hacerlo. No era gran cosa, pero era de casa. Quizá si me hubiera a liado con el aun seguiría vivo. Basta, pensar eso esta mal. Solo hay un ganador, y seré yo. 

La arena es bastante extraña. Esta construida con los edificios viejos, pero la vegetación se apodero de ella. Hay plantas por doquier, incluso creí haber escuchado agua correr. 

Paso por una casa muy linda, o al menos lo era antes de quedar toda deshecha. Entro a ella con la esperanza de encontrar algo que sirva. Pero no, no hay nada. Me siento en el suelo y cierro los ojos.

- ¡Kate! - Mi padre entraba en la cocina durante una tormenta. Cuando llovía, en el distrito todo se inundaba, la presa donde se suponía que debería llegar el agua, siempre se desbordaba y nos causaba problemas a los que estábamos mas cerca. Esta noche, teníamos un diluvio. - Necesito ayuda con las cubetas.

Yo tendría como seis años pero era fuerte, bastante fuerte a comparación de ahora. Mi padre conseguía a como diera lugar comida, nunca faltaba en la casa. Me mantenía viva.  

- ¡Voy! - le grite a mi padre una ves que salí de la cama. Mi madre también le llevaba cubetas y baldes para recoger el agua. 

En mi casa, era como si no tuviéramos techo. 

Ya llevaba años con esa costumbre de acarrear cubetas en los días de lluvia, era algo tedioso, pero la rutina. Extraño mucho la rutina.

Abro los ojos y esta muy oscuro. Debe ser media noche. Y no vi si aparecieron caras en el cielo. Aun que lo dudo, no escuche cañón.

Me levanto del suelo húmedo y comienzo a caminar en cuanto el sol comienza a asomarse. Necesito mas agua, y comida.

Encuentro un pequeño arrollo a unos metros abajo. Cuando me dispongo a recoger el agua, un cañonazo me desequilibra. Corro a refugiarme a un pilar cercano. Otro cañón. De repente empiezo a temblar. Si están cerca, me moriré en segundos, y nada podre hacer. Pero no hay nadie, no están cerca...

- ¡Venga! - un chico gigante caminaba frente a un grupo de cinco tributos. Los profesionales. 

Estaban acercándose demasiado para mi gusto. Frente a la colina pequeña, estaba en arroyo, era profundo, y muy veloz. Si conseguía que al menos uno cayera, todos corrieran. O me perseguirían.

Pero yo no tenia que hacer nada. Ellos mismo corrieron hasta su muerte.  

Una chica piso una roca mal puesta, así que se resbalo. Dejo caer sus cosas que fueron a pegar al muro. Este tembló un poco e hizo que los pilares que estaban al rededor de ellos se cayeran. Me levante de golpe, me daba igual que me vieran. Si seguía ahí, moriría con ellos. Corrí hasta dejar eso atrás, escuche los sonidos de cosas rompiéndose, y después cinco cañones. 

Volví hasta la casa. Me senté de nuevo en el suelo húmedo. Olvide recoger agua. Me muero de hambre, y sed. Y ahora tengo frió. Y puede que mañana este muerta. 

Pero no. Esa noche, sonaron otros seis cañones. 

No se ni como le hice, pero si no gano esta cosa, me matare yo misma.

Cuando duermo, escucho un sonido muy débil. Me levanto despacio y veo un paracaídas caer sobre mi. Lo abro y me encuentro con una comida. Sopa de pollo, fruta, algo de pan, y agua. Me bebo el agua y como un poco de todo.  

Durante los juegos se hace un banquete para darles provisiones a los  afortunados que lleguen hasta el final, pero como no llegaron muchos, supongo que eso quedo descartado. 

Las armas las mantengo junto a mi siempre.  Ahora mas que nunca no debo ser desprevenida.


Veinticinco Años Después (Fanfic THG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora