Capitulo 6. Baño de Sangre.

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Maldita melancolía que siento. Es una característica principal de la cosa que inspira  un sentimiento. Y el sentimiento que inspiro en este momento, ya sea ansiedad de salir y ver como es la arena, o la necesidad de que no me maten.

Algo que me quedo muy claro, es que debo abrir bien los ojos, y no dejar que se me caigan los lentes de contacto. No me gustaría quedarme siega en la arena. ¿Sería mucho pedir, que las cosas que están en la cornucopia trajeran un repuesto de lentes por si las dudas? Cada que me pongo nerviosa tiendo a divagar, y hacerme preguntas tontas o exponer datos curiosos que no tienen la mínima de realidad. O que, de vez en cuando la minoría de lo que digo siempre termina aburriendo a todos, sin embargo, las cosas que hago o pienso realizar, son de lo más ridículas e irónicamente masoquistas y dejan con la boca abierta a todos, bueno si a su mayoría. Supongamos que hoy, precisamente hoy, se me ocurra sentarme en la plataforma de la arena esperando que todos los demás salgan corriendo y me quede sola, cuando todos estén en la cornucopia, me levantare caminare despacio y me perderé y los demás se mataran y tendré un 50% más de probabilidad de seguir viva. Claro, eso dependerá de lo que este en la arena. Pero bueno, tengo tan poco tiempo para pensar en lo voy a hacer que solo me levanto del taburete en el que estoy sentada cuando escucho que la voz del Capitolio que me indica que debo entrar al tubo de lanzamiento.

Mi estilista, sentado junto a mí, me da un beso en la mejilla y un abrazo. Es cuando empiezan las ansias, y comienzo a temblar. Respiro hondo y me sacudo mientras escucho que faltan 5 segundos.

Entro al tubo de lanzamiento y cuando el cristal se cierra, una lágrima recorre mi mejilla. Rápidamente me seco son la manga del traje de la arena, que por cierto, es demasiado áspero. Cuando el tubo se eleva, me pongo firme y con la cabeza en alto. No me despedí de nadie, ni de Derek.

Muchas cosas pasan por mi cabeza cuando veo un rayo de luz sobre mi cabeza. Algo sobre cómo salir corriendo sin caerme y quedar en ridículo. O tal vez dejar de hablar y ver como la arena se presenta frente a mí y me deja sin aliento. Una inmensa área de ruinas, la cornucopia se sitúa en medio de lo que debió ser una plaza. En las orillas, se ven las cimentaciones de la ciudad que quedó devastada por algún cataclismo o guerra. Fijo mi mirada en una iglesia que está detrás de la cornucopia y veo los rayos del sol resplandecer el los espejos del lateral de la iglesia.

Tengo 60 segundos para decidirme si me arriesgo a tomar algo de la cornucopia, o me voy sin nada y me dejo a mi suerte, pero queda claro que no tengo mucha suerte.

Suena el gong. Corro en zigzag en busca de algo, lo que sea, veo como los demás tributos se matan entre sí, y me siento en mi propio mundito, corriendo por una mochila negra y una espada.

Corrí lo más de prisa hasta las escales de la iglesia.

Los cañonazos sonaron. 9.

9 muertos. 9 personas menos que no debo matar.

Camine un poco para recorrer el área. Vi muchas plantas, pero ninguna que fuera comestible. Tampoco vi muchos animales, así que supuse, que debía haber comida en otra parte. 

Por más que lo intente, nada. Un momento después, una chica, un tributo. Sube las escaleras de la iglesia. Me escondo tras las ramas de un arbusto y veo lo que hace, parece estar herida, pero lo disimula.

No debo hacer esto muy largo, pero no quiero ni moverme, esperando que se vaya. Pero es evidente que debo de  dejar de evadir la situación. Así que, me pongo firme y camino un poco, para ver si ella me ve. Pero no lo hace, está muy ocupada viendo no sé qué.

Hago un sonido con la espada y me escondo, la chica voltea.

-          ¿Quién está ahí?

Se me ocurre responder "Es tu conciencia" o "Un ángel que te protege" pero está claro que no puedo hacerlo. Así que me río, e inmediatamente me tapo la boca, la chica me ha visto.

Me levanto y veo que lleva algo en la mano que no puedo identificar. Ella ve mi espada y es el momento justo para...

-          ¿No crees que viviremos más si nos aliamos? -  me dice en un segundo

-          Si creo eso, pero tendré un 10% más de probabilidad de seguir viva yo, si te mato.

-          Pero...

¡Pero nada chica! Bueno, no quiero matarla, pero tampoco que me mate, y mucho menos que seamos aliadas. Así que.

-          Mira, hagámoslo fácil. Yo te mato. Y viviré un día más.

-          Y si yo te mato a ti -  me responde la chica

-          No lo harás, sé que no lo harías.

Empiezo a caminar hacia atrás, tengo una idea. Ella me sigue, yo voy de espaldas, y ella frente a mí. Veo detrás de ella, y veo pasar una ardilla, tengo comida. Sigo caminando hacia atrás, y cuando siento que la tierra se suelta, me volteo.

-          ¿Te gustan las alturas?

Detrás de la chica, hay un poso, donde supongo antes, había una fosa. A mí si me dan miedo las alturas, pero esto es necesario. Respiro y veo como la chica voltea cuando su pie toca el filo del pozo.

En un segundo ella voltea, en un segundo yo la empujo, en un segundo ella grita y cae. En un segundo retrocedo y ella se sostiene del filo. Carajo, piso su mano y me lanza una mirada de ayuda, está llorando, y yo también.

-          Eres tú o yo. Yo quiero seguir viva.

La chica grita y cae. Veo como su cuerpo se estrella contra el fondo. Veo mucha sangre y me tapo la cara.

Voy directo hacia las escaleras, corro cuesta arriba y veo la figura de un ángel en la cimentación de la iglesia. Quizá no sea religiosa pero considero que es una profanación matar a alguien en una iglesia. Aun no escucho el cañón, ¿Seguirá viva?

Volteo y escucho el cañón, me relajo. Ahora son 10 muertos. Solo faltan 13. 

Tomo agua, y me recuesto. Un día más, seguiré viva un día más. 

Veinticinco Años Después (Fanfic THG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora