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─ Duki: Dale, Emilia. No seas exagerada. ─ Me quedé callada, estaba reclamándole el porque había llegado tan tarde esa noche.
─ Emi: Decime donde estabas almenos? ─ Estábamos en mi cuarto, intentábamos hablar bajito.
─ Duki: Dios Emilia, estoy cansado, no quiero charlas ahora. ─ Vi como salía del cuarto y lo seguí.
─ Emi: ¿No vas a dormir aquí hoy? Como siempre... ─ Ni siquiera se giró a mirarme, solo un "Hoy no" y cerró la puerta de su cuarto. Me sentí vacía.
¿Cómo cuando te ignoran rotundamente? Sí. Así me sentía. ¿Porque no me contestaba? Volví a mí cuarto y cerré la puerta, me metí en el baño y me miré al espejo. Me fijé en el collar dorado de osito que traía puesto y que compartiamos, ese que me regaló al cumplir los 2 meses. Lo tomé en mi mano, sonreí y me miré al espejo.
─ Emi: Él te ama, Emilia. ─ Suspiré y me fui hacia mi cama, me acosté e intenté dormir. Pero por alguna razón no podía. Y ya sabía cuál era.
Me levanté y me fui al cuarto de Mauro, el estaba durmiendo o intentándolo. Lo moví un poco.
─ Emi: Mau, no puedo dormir. ¿Puedo dormir contigo? ─ Susurré y vi que se giró para no verme.
─ Duki: No, Emilia. Déjame dormir. ─ Bajé la mirada y no lo molesté más, me fui a mí cuarto y volví a intentar dormirme de nuevo.
Al día siguiente, desperté y me di cuenta que Mauro no estaba en su habitación, le pregunté a Nicki si lo había visto y lo único que me contestó es que no sabía nada.
