Guerrera Escarlata - Edward Cullen y Tu -

Capítulo 23: "Plenitud"

Narrador omnisciente

___ observaba la obscuridad del bosque desde su balcón, apreciando los colores que la luz de luna dejaba ver. El silencio y a la vez todo el ruido del lugar era fascinante. Amaba tener ese sentimiento de fortaleza, pero amaba más aún la paz que le brindaba a su familia.

Edward: Es precioso, ¿no es así? — Llego por detrás de ella, abrazando su cintura al mismo tiempo.

___: No sé cómo fui capaz de olvidar este sentimiento. — Declaró.

Edward: Yo no entiendo como fuiste capaz de soportar todo ese dolor. — Se sinceró.

A pesar de que llevaba algunos días despierta, jamás se detuvieron para hablar de lo ocurrido y aclarar ciertos puntos.

___: Ven. — Tomo su mano para guiarlo a la cama que compartían. — Si yo fui capaz de aguantar eso, fue porque las dos personitas que lo causaron son una muestra del cuánto yo te amo. — Sus ojos se cristalizaron ligeramente. — No te voy a engañar, estaba aterrada. — Se sinceró. — Carlo, Adara, incluso ahora con Bree, todo mi clan es muestra de mi deseo por ser madre. No tienes idea de cuánto intente tener una familia con Damon, por eso creí que no era posible que quedara embarazada, pero cuando pasó, te juro que fui más feliz de lo que pude ser en siglos. — Sonrió. — Pero necesito saber algo.

Edward: Lo sé. Sé lo que quieres decir. — La tomó por las mejillas para que lo mirase, basto con mirar superficialmente en sus pensamientos para ver lo que sentía. — Fue un error haberte dejado sola, más aún reprochártelo y sugerir que te deshicieras de ellos. — Puso una cara dolida. — Pero te juro amor mío, que ahora tú y ellos son mi vida, son mi prioridad. No volveré a dejarte sola, de ahora en adelante, lo que enfrentemos lo haremos juntos.

___: ¿Incluso aceptarás a los tontos que tengo por clan? Sé que nuestra dinámica no es como la que tienen ustedes con Carlisle, Carlo parce, mi hermano mayor más que mi hijo, pero al final lo son, y no puedo prometer que no habrá más adopciones espontáneas.

Edward: Amor, lo supe en cuanto los vi. Además, Carlo no es exactamente muy sutil con sus pensamientos, ninguno en realidad. Y bueno, creo que me estoy acostumbrando a esto de la familia grande con más de 3 hijos.

___: Somos una familia fuera de lo convencional, literalmente. — Pego su frente a la de él.

Sus miradas se conectaron, sus respiraciones chocaba en la piel del otro, sus manos, viajando por aquel terreno tentativo como lo eran sus cuerpos, y sus labios, deseando unirse en un beso.

El cobrizo tomó a ___ por la nuca, con cuidado para no lastimarla, acercó su rostro lo necesario para que sus labios por fin pudiesen danzar juntos. Como si se tratase de fuego, comenzaron a quitarse las ropas que empezaban a ser un estorbo para esa cercanía que tanto deseaban.

Besos húmedos y caricias que se volvían un martirio para ambos, toda acción destinada a adentrarse en aquella búsqueda de placer mutuo.

Edward: No sabes cuanto te extrañe. — Gemidos llenos de deseo y súplicas por avivar aquel frenesí de excitación salían de su boca cuál tonada erótica.

___: Aquí estoy.

Besaba aquel cuello seductor que le pedía a gritos ser mordido. A su vez, acariciaba aquella zona erógena que provocaba que el cobrizo soltara suspiros y jadeos en busca de una sensación que ya conocía a la perfección.

Ahogado en el éxtasis de la situación, tomo a la pelinegra por los muslos para por fin tener esa conexión que tanto anhelaban sus cuerpos. Si bien, la excitación que experimentaban era bastante intensa, la pelinegra quería que su esposo pudiese experimentar un encuentro más humano.