fifteen eats the cake of gold

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De camino a la casa de sus padres, por su cabeza no llego a cruzarse el peor escenario posible para lo que estaba sucediendo, ni para lo que sucedería después. Sus pensamientos se juntaron en una espiral fastidiosa, que empezaba y terminaba en un mismo punto; el único individuo que deseaba poder arrancar de su memoria. Johnny estaba incrustado en los pliegues de su cerebro, le hacía querer golpearse la cabeza hasta lograr sacarlo de allí.

Estaba teniendo un hilo de pensamientos irracionales, sentado en el puesto de copiloto del taxi. Un vistazo rápido en el retrovisor le confirmo que el maquillaje seguía en su lugar y cumplía su función adecuadamente. La estilista se quedó cerca de la estación del metro, despidiéndose de Jaehyun con un guiño y saludos para Taeyong. Mientras el auto se alejaba y ella caminaba al otro lado de la calle, Jaehyun quiso concentrarse en la figura que aquellos pantalones marcaban en su cintura, en el cabello suelto cayendo por sus hombros o en el escote de la blusa que dejaba al descubierto su espalda. Pero no pudo. La presencia de la chica no pasaría de una mínima e irrelevante intervención dentro de su poco deseado día.

Tomo su celular, abrió la aplicación de mensajería y estuvo dudando durante cuatro, cinco cuadras en el chat de su padre. Quería escribirle que no asistiría, que en realidad no estaba arrepentido de su decisión. Sus dedos se congelaban antes de tocar la pantalla. No se atrevía a siquiera escribir una palabra. Un sentimiento similar a la vergüenza, que se mezclaba con la frialdad de la decepción, se materializaba cuando imaginaba las consecuencias de cambiar de opinión a semejantes horas. No tenía de otra más que presentarse y confiar.

Confianza era lo que menos sentía en ese instante. Si tan solo pudiera actuar como su vecino y no preocuparse en las impresiones que dejaba detrás de sí, su vida sería más fácil. Jaehyun se rió de su propio pensamiento, apoyando la cabeza contra la ventana. La vida de Johnny no era ni por asomo sencilla. Todo lo contrario.

De nuevo, volvía a tener a Johnny rondando en su mente. Requería con urgencia olvidarlo, continuar con su vida. Así como Johnny lo había dicho, y como él mismo tenía contemplado. Si llegaba a superar a Johnny y a cada uno de los conceptos que representaba en su vida...

¿Sería capaz alguna vez de superarlo? La pregunta le golpeo como un auto viniendo directo a su cuerpo, en medio de una calle demasiado estrecha para esquivarlo.

Las casas en el vecindario en el que se estaban adentrando comenzaron a cambiar, más lujosas, más grandes, más aisladas del resto de la ciudad. Cuanto más se acercaban a su destino, más claro era para Jaehyun lo que estaba intentando hacer; huir. Escapar de la horrible verdad que le estaba pisando los talones. Había hecho lo que había hecho con Johnny por pura curiosidad, morbo y diversión egoísta. Por lo menos, así es como las cosas habían empezado. Puede que le atrajera físicamente, puede que sus servicios fueran mucho mejores de lo que habría esperado. Eso no cambiaba nada de su identidad. Tampoco tenía porque afectar sus sentimientos.

Pero lo hacía.

Johnny era, por mucho, la persona en la que había encontrado un reflejo de su interior. Como verse en un espejo distorsionado, una versión de sí que amplificaba los defectos. Por alguna razón, Jaehyun estaba detrás de Johnny, al igual que una polilla detrás de una lámpara de luz mortífera.

—¿Es aquí? —el conductor estaba mirando el patio de la casa de sus padres con las cejas alzadas. Jaehyun asintió distraído y le entrego el dinero del viaje. Se bajo del taxi con la mirada perdida, apenas registrando que ya había llegado.

Se preguntó que estaría haciendo su vecino en ese momento, a donde había  salido a esa hora y viéndose tan arreglado-

—¡Viniste! ¡Hijo de mi corazón! —la voz aguda de su madre le recibió en la puerta de la casa. Llevaba un vestido amarillo mostaza que se camuflaba con la decoración de las paredes, doradas y brillantes. La mujer tenía el talento de saber jugar con los colores más complicados y convertirlos en la cúspide de la sofisticación—. Te extrañe tanto, por Dios. ¿Por qué no habías venido a verme? ¿Sabes cuantas veces te llame y te escribí? Luego tu papá me dijo que habías cambiado de celular. ¡Y te olvidaste de decirnos!

bad boys in the way of heaven || johnjaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora