𝑩𝒐𝒚𝒔 𝒅𝒐𝒏'𝒕 𝒄𝒓𝒚 - [𝘚𝘵𝘳𝘢𝘯𝘨𝘦𝘳 𝘵𝘩𝘪𝘯𝘨𝘴]

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟎𝟔. 𝚂𝚎𝚛 𝚞𝚗 𝚑𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎

ʺ𝑩𝒐𝒚𝒔 𝒅𝒐𝒏'𝒕 𝒄𝒓𝒚ʺ [Stranger things]

| | 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟎𝟔 | |

ʺ𝚂𝚎𝚛 𝚞𝚗 𝚑𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎ʺ

—Cora, gracias por traerme.— Daniel no podía utilizar el auto de su madre, ya que tenía problemas con la caja de cambios, así que estaría a pie unos días o quizás más.

—Tranquilo, eres mi amigo.— La castaña estacionaba su auto en el estacionamiento de la escuela.

—Esto no será gratis, ¿cierto?— Cuestionó Daniel arrepintiéndose de no ir caminando o en bicicleta, como hizo su hermano Dustin, quién había decidido pedalear hasta la escuela porque quería sentirse independiente.

—Ya veremos que se me ocurre.— Él chico hizo puchero, pero la castaña no hizo más que levantar los hombros.

—Mientras no sea ponerme en ridículo.— Un sonido de motor llamó la atención de ambos. —¿Qué es ese ruido?

—Un Chevrolet Camaro 1981.— Cora observaba cada parte del vehículo, por otro lado, Dan lo único que pudo ver fue al chico que lo conducía. Parecía ser un idiota, pero eso no le quitaba lo atractivo. Una niña pelirroja de la edad de Dustin bajó del copiloto, y con su patineta siguió su camino a la primaria, mientras que aquel chico entro al instituto.

Luego de permanecer embobados por un momento, ambos ingresaron a la escuela y Tina, una chica de su grado, les entregó unas invitaciones a su fiesta de Halloween. Daniel las tomó entrecerrando los ojos, no solían invitarlo a esas fiestas y la chica le guiño un ojo coqueta. Gesto que sorprendió a ambos amigos.

—¿Viste lo que acaba de hacer?— Cora reía con los ojos abiertos de la sorpresa. Tina era parte del tridente de las chicas populares de la escuela, y había decidido guiñarle un ojo a su amigo que era el más marginal.

—Seguramente tenía una basurita en el ojo.— Daniel le restó importancia y siguió caminando.

—Le gustas, mucho.— Dijo Cora volteando a ver a la chica. Tina apartó la mirada al ver que la descubrieron viendo al chico.

—Estas loca.

—Yo se lo que te digo. Tenemos que ir a esa fiesta.— Cora colocó la invitación frente a la cara del castaño.

—No me gusta ella y lo sabes.— Susurró el chico, solo para que su amiga lo escuchase, corriendo el papel de su rostro.

—Lo sé, solo quiero divertirme, nunca nos invitan a estas cosas. Además me lo debes.— Lo acusó con su dedo índice.

—Pero tengo que estudiar.— Fue una excusa muy mala, ya que era el primer día de clases.

—Eso es mentira, iremos.— Terminó por decir Cora y Daniel rezongó. 

Siguieron camino a sus casilleros y al llegar, Nance y Steve se besaban en el pasillo. 

—Diu, búsquense un cuarto.— Dijo Cora asqueada. 

—Lo siento.— Contestó Nance, avergonzada.

—¡Dan!— Exclamó Steve feliz de verlo, acercándose a él. 

Las vacaciones habían sido largas, y Daniel había evitado a Steve durante todo ese tiempo. De hecho, decidió visitar a su padre, algo que juró no volver a hacer, convencido de que para "volverse más hombre" necesitaba aquel encuentro. Gran error. Nada había cambiado: ni sus sentimientos desafortunados hacía Steve, ni la relación caótica con su padre.

Steve lo envolvió en un abrazo, pero Daniel se quedó inmóvil, sorprendido.

—Steve, me vas a dejar sin aire —se quejó, intentando zafarse.

—Lo siento. Fuí a buscarte a tu casa y tu madre me dijo que no estabas.

Detrás de Nancy, Cora hacía muecas coquetas, lo que provocó que Daniel frunciera el ceño.

—Decidí visitar a mi padre.

El ambiente se tornó incómodo. Steve sabía que Owen no era un buen hombre; no guardaba buenos recuerdos de Owen Henderson.

—¿Tú solo? —Preguntó con extrañeza.

Daniel agachó la cabeza, pensativo. Al notar su incomodidad, Steve cambió rápidamente de tema al ver la invitación naranja en su mano.

—¿Irás a la fiesta de Halloween?

—¡Iremos! —Exclamó Cora, tomando el folleto. —Parece que nuestra amiga Tina nos invitó, así que, ¿para qué desaprovechar la oportunidad?

Sonrió, rodeando los hombros de Daniel con su brazo.

—Nos veremos allí entonces — Dijo Steve antes de dar unos pasos hacia atrás, donde Nancy aún lo esperaba.

La pareja se alejó, y Cora se giró hacía su amigo. Daniel seguía pensativo. La pregunta de Steve lo había descolocado.

Las vacaciones no habían sido buenas. Durante el último cuatrimestre ocurrieron varias situaciones que creyó debía resolver por su cuenta.

Owen lo había recibido en su casa, sí. Pero, aunque pasaba la mayor parte del tiempo trabajando, siempre encontraba un hueco en su agenda para hacer sentir mal a su hijo.

Por un lado, Daniel sentía que se merecía aquel trato. Creía que debía hacerse fuerte y, ¿quién mejor que su propio padre para lograrlo?

"No llores."

"Caminas como niña."

"Tu madre tiene la culpa, los hace débiles. Si Dustin y tú estuvieran a mi cargo, no serían niñitas."

Las palabras de su padre le daban vueltas en la cabeza. Aquel hombre era peor que cualquier Demogorgon que pudiera aparecerse.

El día transcurrió, pero Daniel aún sentía esa angustia en el pecho.

Ya en su casa, se puso a hacer la comida para su madre y Dustin. A veces para despejar su cabeza decidía cocinar algo rico para Dustin, quién amaba cuando su hermano mayor cocinaba ya que siempre pensaba en sus platos favoritos.  Esta vez serían unas hamburguesas. 

Dustin llegó a los tropezones a su casa, él era el más ruidoso. Si solo vivieran su madre y él, la casa sería muy silenciosa, Dustin le daba vida.

—¡Que rico olor!— Exclamó Dustin, mientras se acercaba a la cocina.

—Hola, hermanito.— Daniel no tenía tan buenos ánimos. — ¿Cómo fue tu día?

—Caótico, no me vas a creer quien es Madmax.— Comentó con exageración. Dustin y sus amigos se habían obsesionado con un jugador anónimo de el local de juegos. Estaba en el top 1 batiendo record a los mejores hace una semana.

—¿Quién?

—Es una CHICA. Es nueva, y queremos incluirla al grupo.— Dijo emocionado. 

—¿Y ella quiere?

—Bueno, aún no lo sabe. Pero no se resistirá a esto, GRRR.— Hizo aquel gesto enseñando los dientes, logrando sacarle una sonrisa desganada a Daniel. 

—No, seguro que no. Vamos a comer, ayúdame poniendo la mesa.

 Dustin ayudó a Daniel y ambos se sentaron a comer junto a su madre y Mews. Al final la vida no era tan mala. Solo debía hacer como si su padre no existiera.