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El celular emitió un sonido molesto, en la pantalla se reflejaba el horario de las 5:00 am y Son arrugó su entrecejo fastidiado.

Gruñó molesto mientras estiraba su diestra en una búsqueda complicada por encontrar el aparato que no dejaba de sonar, hasta que lo encontró.

Le costó un montón abrir los ojos, más cuando el brillo del teléfono casi lo cegó arrancándole una puteada desde lo las profundo de su ser.

Tanteó hasta que bajó el brillo y vio la hora, empezando a cuestionarse el porqué tenían que levantarse tan temprano. Ni sol había todavía, o eso pensaba porque las cortinas eran oscuras y no veía un pomo.

Faltaba todavía una hora para que los llamaran a entrenar, pero él siempre se despertaba con anticipación porque le costaba mucho arrancar, estaba cómo media hora para levantarse y el resto, era para higienizarse.

Y tal parecía que esta vez no sería la excepción, porque soltó el teléfono y dejó caer su cabeza en la almohada con pesadez. Estaba casi por dormirse de nuevo, si no fuera porque sintió algo pincharlo.

Ahí fue cuando los ojos de Son se abrieron exageradamente, porque claro, se había olvidado del pequeño detalle de ojos marrones atrás de su espalda.

Cristian parecía que ni se había dado cuenta del incómodo sonido del celular, él seguía re dormido, con sus dos brazos rodeando la cintura de Heung-min, quien de pronto estaba quieto con miedo de despertarlo.

Romero se removió ligeramente atrayendo el cuerpo del coreano un poco más contra el suyo, y él otra vez sintió ese pinchazo sospechoso. Sabía de que se trataba, no iba a hacerse el tonto.

-Boludo...

Probó llamarlo no muy alto, casi en un susurro con el que obviamente no sería escuchado nunca.

-Me estás apoyando toda la chota en el culo...

Intentó girarse, pero mucho no se podía mover, el agarre de Cristian era fuerte y firme, como la apoyada que le estaba metiendo. Son soltó un suspiro liviano, quería calmarse.

La situación era indecente por así decirlo, le daba vergüenza, sí, pero lo que peor le hacía sentir era que no le desagradaba en absoluto tener así de cerca al morocho.

-Mhg...

Se quedó paralizado tras oír el gemido de su compañero, que aún si estaba dormido, era capaz de sentirlo bastante despierto en otros aspectos.

Son se llevó una mano a su boca porque no quería soltar ningún sonido en particular, todo al mismo tiempo que se encontraba con el choque de las caderas ajenas contra su cuerpo.

Las manos de Cristian se empezaron a mover por su torso desnudo, las yemas de sus dedos acariciaban con una sutil rudeza la piel de su abdomen y se clavaban al llegar a la cintura, apretando duro, robándole una silenciosa queja a su compañero.

Una de las piernas del menor se enredó entre las adversas, haciendo del contacto en sus cuerpo uno mucho más íntimo.

Son sintió un suspiro dormido morir contra su nuca, justo antes que el otro se acomodara en el hueco entre su hombro y cuello, provocándole infinitas corrientes eléctricas cada vez que el aliento tibio chocaba en su piel erizada.

IRRESPONSABLE  [+18] •PAUSADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora