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Un Pasado y un Cumpleaños
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Jake estaba acostado en su cama, boca arriba. Sobre su vientre, descansaba su mascota, Sterling, un Golden Retriever macho de 5 años. Era su mejor amigo y su principal compañía antes de Miriam o Tom. El can roncaba sonoramente, pero Jake no le hacía ni caso, estaba demasiado ocupado pensando en todo lo ocurrido hace dos noches con Tom, perdido en sus pensamientos, con la mirada clavada en el techo de madera

La verdad era que empezaba a sentirse mucho más a gusto con Tom, hablaban con más naturalidad, tenían salidas mucho más seguido y, poco a poco, su pasado comenzaba a quedarse atrás. 

Hablar con Tom aquella noche, y, además, dormir a su lado, lo había ayudado bastante. No recordaba cuando había sido la última vez que se había sentido tan... tranquilo, sin verse azotado por fuertes ataques de ansiedad provocados por malos recuerdos y traumas pasados. Realmente el pelinegro le hacía olvidar los problemas cotidianos. 

Siendo sincero consigo mismo, le sorprendía muchísimo la comprensión que tenía Tom con él, ni siquiera sus padres habían sido tan comprensivos, y cuando salió del closet con ellos, todo fue en picado. Tal vez actualmente pudieran mantener una conversación como si nada, pero años atrás, la cosa era completamente diferente.

Más que nadie, fue su padre quien se tomó peor la noticia del muchacho de (en ese entonces) cabellera negra. Mientras su madre lloraba llena de decepción y frustración, su padre le gritaba hasta de lo que se iba a morir, en cambio Shawn trataba de defenderlo siempre que podía de los maltratos que recibía el menor por parte de sus progenitores. Pero Shawn era un adulto, no vivía en la casa de sus padres, sino con su novia en un apartamento privado y tenía que trabajar. No podía ser su superhéroe siempre y Jake era consciente de ello. 

Así que trató de buscar soluciones para evitar a sus padres en casa y ahorrarles a todos una discusión. Cuando encontró el club de estilismo, sintió que había hallado su lugar seguro en el mundo. Podía relacionarse y hablar con personas similares a él y no sentirse mal con él mismo. 

Hasta que un día, esa paz se rompió. 

Pues Karl había llegado a su vida. 

Como la calma en el mar antes de la tormenta. 

Lo primero que recuerda el muchacho de enamorarse de Karl, fue que nunca había llegado a recibir un halago como tal, él fue el primero en su vida que lo hizo sentirse verdaderamente amado, al menos al principio. Ningún chico le había prestado ese tipo de atención, y recibirla en esa pequeña dosis lo hizo aferrarse a esta con todas sus fuerzas, dominado por el miedo de perderlo y quedarse inmerso en una gran soledad. 

Pero conforme más tiempo pasaba al lado de ese tipo, más daño emocional recibía. "Deberías dejar de comer como un cerdo. Tal vez así serías más agradable a la vista". Comentarios de este estilo fueron los detonantes de su trastorno alimenticio. Y el responsable de todos fue el mismo imbécil. 

Esos años de su vida habían sido de lo peor. Después de empezar a saltarse comidas y evitar a sus padres, comenzó a plantearse si realmente aquello era correcto, pero la inseguridad pudo con él y no detuvo sus actos. El pensamiento irracional decía que nunca encontraría a nadie que lo "quisiera" como él, que sería difícil continuar la vida sin Karl a su lado, pues era el aire que le hacía falta, por eso por más que le doliera ver al sujeto con otras chicas, besarlas frente a sus narices por "accidente", cómo le pegaba cuando hacía algo "mal" y le recalcaba que jamás llegaría a ser amado por nadie que no fuera él, no podía impedir sentir lo que Jake creía, era amor verdadero. No ser algo insignificante en su vida sería suficiente para hacerlo sentir bien con él mismo. 

•¿Y si...?   -Fanfic TomJake-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora