•¿Y si...? -Fanfic TomJake-

•13•

Mi Mejor Amigo
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-3 días después de la Boda de Will y Ashley-

Omnisciente:

Ese día Jake no había respondido a los mensajes de Aiden, ni uno solo.

Y no es por ser tóxico ni nada parecido, el muchacho sabía que tenía una vida fuera de la pantalla y no podrá responder siempre taaan rápido, pero ya habían pasado 5 horas desde que trató de llamarlo y no ha habido caso.

Estaba acostado en el sofá de la sala de estar de Rosa María, al lado de James, los dos estaban haciendo de niñeras de Sofía mientras Lake y Rosa iban al salón con Maggy para tener un "día de chicas".

-Tito, mira ¡es la princesa Sofía! ¡Se llama igual que yo! -exclama la pequeña niña, viéndole llena de ilusión. Aiden apenas y podía mantenerse despierto con su teléfono en mano, atento ante cualquier mensaje de Jake. Pero el brasileño a su lado le estaba contagiando el sueño.

-Que lindo, Sofi. -bosteza. -Pero ¿no tienes hambre? Casi es hora de almor... ¡zar! ¡James! -fue interrumpido cuando el de nostril, totalmente dormido, apresó entre sus brazos al de hebras bicolor. Aiden bufó, pero no haría nada para despertarlo. Le era algo tierno.

Sofia, al ver a sus tíos favoritos en esa posición, empezó a reír.

-Tío James te quiero muuucho mucho, tío Aiden.

El de tez aperlada se ruborizó, pero le sonrió con dulzura a la niña.

-Parece que si, porque no me deja ir.

-¿Tú también lo quieres?

-Yo lo amo.

La pequeña chilló con emoción, se abalanzó sobre ambos cual proyectil y los abrazó. Ni siquiera así se despertó el moreno.

-Espero que cuando yo tenga una relación sea igual a la de mis titos.

Aiden le sonrió con amor y cariño a la niña, acunándola en sus brazos.

-Yo también espero que encuentres a un buen hombre que te quiera mucho. Cuando seas mayor, obvio. -Sofía empezó a reír otra vez.

En eso, el teléfono de Aiden comenzó a sonar y vibrar. Estaba en la mesa del comedor, lo que le parecía demasía lejos, pues estaba demasiado cómodo al estar acostado sobre James y con Sofía junto a los dos, pero supuso que podía ser algo grave.

Y lo era.

Sin ganas, se incorporó del sofá dejando a Sofía en los brazos del brasileño (quien, poco a poco, se fue despertando). Tomó su teléfono celular y atendió la llamada.

-¿Bueno?

James, aún adormilado, sentía a Sofía picándole la mejilla con tal de que se despertara. Soltó un gruñido por lo bajo y empezó a hacerle cosquillas, desatando las risas de la pequeña niña. En esos momentos, James pensaba en lo lindo que sería tener hijos. Pequeñas criaturitas llenas de amor incondicional que ofrecer a sus padres, que te siguen como patitos a todas partes...