Too Young | Percy Jackson [1]

01. Ocean Eyes

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—Esto no era lo que esperaba.

Las palabras de Jessica dichas entre dientes causaron que su acompañante cubriera su boca para amortiguar el sonido de su risa.

—Oh, vamos, Jess... No le tendrás miedo a las alturas, ¿o sí?

Frente a ellos se alzaba el Puño de Zeus, lo que alguna vez había sido una imponente montaña. Ahora sólo eran un montón de rocas apiladas que, de vez en cuando, servían como vigilancia durante Capturar la Bandera. Habían caminado desde la Cabaña 11 a petición del chico, con la excusa de que Quirón había mencionado que las estrellas de la constelación de Tauro estarían más visibles esa noche que cualquier otra.

—No, pero ser devorada por las arpías no me emociona mucho —respondió, dándole una mirada de reproche.

—No se darán cuenta.

—Si lo hacen, correré y no volveré por ti.

Luke Castellan sonrió de nueva cuenta, más divertido que amenazado por sus palabras. Le extendió una mano mientras decía:

—Será divertido —Jessica frunció el ceño, no convencida—. Lo prometo, princesa.

Suspiró y tomó su mano, derrotada. Luke solía cumplir sus promesas, así que lo siguió por la colina, tratando de calmar sus nervios.

Luke Castellan había sido su amigo desde que llegó al campamento, cinco años atrás. La había guiado en todo sentido, y la había hecho sentir en casa en la Cabaña 11, a pesar de que Hermes —ni ningún otro dios, en realidad— la había reconocido como su hija. No importaba, se decía. Para Jessica, Luke era lo más cercano que tenía a una familia.

Después de varios minutos de escalada, lograron llegar a la cima. Las cabañas parecían de juguete desde esa altura, pero Jessica no les prestó mucha atención debido a los cientos y cientos de puntos titilantes en el cielo.

—Te dije que iba a gustarte —dijo Luke con una sonrisa mientras se sentaba en el borde de la colina.

Jessica se sentó a su lado sin mirarlo para que no notara la sonrisa en su rostro.

—Mentira, dijiste que iba a divertirme —replicó sólo para llevarle la contraria.

Luke rodó los ojos.

—Sabes a lo que me refiero, Jess —dijo con un vago gesto y un apretón en la mano.

Sin pensarlo mucho, soltó la mano de Luke para juguetear con el colgante alrededor de su cuello, tratando de identificar todas las constelaciones que podía.

—Okay, lo admito. Es lindo.

Luke golpeó su hombro con el de ella de una manera juguetona y negó con la cabeza.

—¿Aún estás preocupada por las arpías?

Ella se encogió de hombros.

—Me preocupa más Quirón. Va a hacerme limpiar los establos si descubre que volví a salir.

—Le diré que fue mi culpa —le aseguró con una palmada en el hombro—. Cállate y disfruta la vista, princesa.

Jessica sonrió de lado y dirigió su mirada hacia el cielo nocturno.

Ambos se quedaron en silencio.

El Campamento Mestizo era un lugar caótico, repleto de semidioses hiperactivos con armas, pero Jessica lo amaba. Aunque también apreciaba pequeños momentos como ese, donde podía estar sola con sus pensamientos.