IV

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—Los compañeros deben protegerse mutuamente— El rubio caminaba con altanería en frente de ellos.

—Trabajen en equipo, para mantener la temperatura estable del mecha, turnense para manejarlo, y practiquen con todo tipo de armas— siguió explicó detalladamente.

El se acercó a ambos sujetos y sonrió.

—Veo que su fuerte son las espadas, hay unas muy buenas sin usar, practiquen en su tiempo libre también, luchen entre ustedes y denme buenos resultados.

"Que asi sea" pensaron ambos. Sus miradas cómplices lograron camuflarse entre el millar de gente. Los soldados marchaban con entusiasmo, entonando con fervor el himno nacional de Estados Unidos, y entonces lograron colocarse para comenzar hoy con los entrenamientos diarios.

Hoy era jueves, día de simulacro. Quizás no era el mejor día para pelear, pero si para convertirse en unos completos estrategas, y consecuentemente, saber que y como hacer las cosas. 

Obviando los detalles innecesarios, Way, entregado cumplió con cada una de sus asignaturas, había vuelto a su etapa friki, nerd e intelectual, cosa que siendo un adulto joven era mucho más agradable, por algo se complementaba con Frank, quien era un alto conocedor sobre ingeniería mecánica, ambas fortalezas eran suficientes, pero aún había que aprender a manejarse por sí solos. 

De eso se trataba hoy. 

Esa mañana la dedicaron plenamente a entrenar como si eso fuese lo último que harían en su vida. Y ahí estaba, aquel imposible trozo de metal, que protegía a Gerard de la mejor manera posible. Optó por espadas porque simplemente la lucha cuerpo a cuerpo había sido su más grande pasión desde pequeño, hasta ahora, que logró siendo más útil de los esperado.

Tras unas señales y gestos exagerados logró subirse a su mecha. Tras un simple minutos estaba conectado y cubierto por aquella capa viscosa, siendo protegido del inmenso calor de la parte trasera, lugar en donde lo suministros eran necesarios, pero no habían suficientes, otro problema más a la colección. El calor le pareció de lo más detestable, pero lo ignoró por completo.

Iero imitó su acción, colocándose la misma espada, para combatir en igualdad de condiciones. El inmediatamente luego de instalarse, se conectó a la radio de Way, haciendo sonidos extraños para sacarlo de su trance, que estaba haciendo que pierda la poca paciencia que le quedaba por hoy.

—Es para hoy, Gerard— bufó con cierta molestia el castaño.

—Lo siento...—Murmuró aun perdido.

—Recuerda que no puedes decirle eso a los nazis, o te exprimiran como a una naranja— el pelirrojo reacciono por un momento, prestando atención a Frank, pero tenía algo pendiente.

—si, ajá...

—Espero tu OK—Frank exclamó moviéndose junto al robot, esperando en su respectiva posición.

3...

2...

1...

—¡YA!— Way provocó el primer golpe, provocando chispeos irritantes, porque el contrario lo detuvo inmediatamente, sus miradas chocaron intensamente, haciendo una sola en el denso abismo, era el primer signo de complicidad aie compartirían luego de tanto tiempo.

Pero las cosas debieron parar.

Howard contacto a ambos por la radio del aparato.

—¿¡ACASO OLVIDARON EL SIMULACRO!?— expresó exaltado.

Ambos se desviaron y con la mínima fuerza que les quedaba hicieron de todo para llegar y enfrentarse como compañeros. La mitad estaba dividida para ser simbolizada como los nazis, quienes tenían un equipamiento en misma condiciones.

Still loving you (or not) (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora