VII

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La sangre recorriendo su rostro era lo único que Frank podía sentir en el. El ambiente hostil tomó el control de la situación,rompiendo el esquema de incertidumbre que se había construido anteriormente.

Lo que gesticulaban sus compañeros se trataba de algo que deseaba olvidar para siempre, desde que comenzó la pelea destada por el bando enemigo las cosas evidentemente fueron desmoronandose.

Aquel grito sumido en el dolor permitió que pudiese sentirse vulnerable por un instante, pero seguidamente ese golpe que aventuró a uno de los mechas termino de desmoronarlo, sintiéndose exageradamente cansado. Y aquello apenas comenzaba.

Curarse a si mismo era inútil, y peor aún, no disponía de pasajeros, y sólo de quedó como opción no quejase, y mas tarde perder la conexión de su radio por los daños internos del robot, lo volvieron aún más loco de lo que ya estaba.

Sus protecciones eran lo unico que lo protegió de ese apunte casi perfecto hacia su corazón.

No reaccionó inmediatamente a oír como ese sujeto se retorcía de dolor, completamente a su merced y a la de su alargada pistola que lo acompañaba como su último cómplice, pues tras haber enfatizado en apunte se volvió a dirigir a unos soldados que tenían claras intenciones de acabar con el, y los mandó a volver velozmente para prestar atención al horizonte.

Hubo un momento en donde le tocaba únicamente respaldarse en Mike, quien con su ensangrentada espada repartía golpes secos, que rechinaban sin sutileza en el aire.

Siguió tomando todas sus fuerzas, hasta que entre gestos acordaron ir más allá, dirigiéndose velozmente hacia el mecha más grande para terminar con el, ya era el último.

Grave error...

Aquel robot emitió sonidos extraños, tras haber tocado y desgarrado ligeramente el cuerpo de Mikey, tumbandolo en el suelo, a la vez que exclamaba gritando del dolor punzante que recorría toda su espina dorsal.

Gerard fue uno de los que presenció aquella escena, a lo lejos, pero lo hizo...

Y los papeles cambiaron de lugares, porque desde aquel instante su corazón emitió un brinco cargado de angustia, y salió disparado hacia ese lugar, encontrándose con su hermano menor agonizando, y con un Frank algo adolorido, cosa que había notado por su ensangrentado y agotado rostro.

Sin más dilación, por más que le doliese aquello no podía hacer nada, porque el robot de manejaba con todo su ser no se lo permitía.

Como si no se le hubiese partido el corazón de un solo golpe intentó ayudar a Frank, quien disputaba una importante pelea.

Aquellas deficiencias de la mecánica inpidieron que el llamado hacia su novio fuera audible, de este modo, intervino arrebatandole el arma al enemigo, quien exclamó sumido en la furia, clavándole una penetrante mirada a ambos.

Se detuvieron momentáneamente, porque esa acción significó mucho más que una derrota para el enemigo, sino quesignificaría el regreso del calvario de Way.

Tras aquello, Iero volvió a meterle un golpe seco de una vez por todas a aquel intruso, terminando de matarlo, pero ambos, tras haber celebrado la muerte del sujeto, jamás se dieron cuenta de que aquel posible disparo hacia Iero le costaría la vida.

A lo lejos, un par de mechas fueron los responsables de provocar que ambos se volteen a la par, pero antes de que el mecha de Gerard se interponga en frente de Frank, el contrario lo hizo, logrando que aquel impacto recaiga sobre el, dejandolo dócil.

—¡FRANK!—Exclamó Gerard, sintiendo el peso del otro robot encima del suyo.

Sus mechas cayeron uno al lado del otro, casi encimados, pero más que por el disparo, el mismo material punzante del robot arrebato la movilidad de Iero, a la vez que lo terminaba de lastimar a medida aue su cuerpo empezaba a fallar constantemente.

Still loving you (or not) (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora