02|Tensión

2.7K 212 6
                                    

CAPÍTULO DOS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO DOS.
tensión

°

Me encerré en mi cuarto.

—Loreto, ¿Estás bien? —pregunto una voz femenina entrando a la recámara. Era Natalia—. ¿Qué pasó?

—Mi padre fue lo que me pasó —exclamé acariciándome la mejilla—. Natalia, por favor vete, quiero estar sola.

—¿Cómo te voy a dejar sola? Ni siquiera lo pienses —se sentó en los pies de mi cama.

—Por favor, en verdad quiero estar sola. Necesito estar sola —la miré con ojos suplicantes—. Estaré bien, en verdad necesito estar sola.

—¿Me lo prometes? —preguntó con auténtica preocupación, casi me hizo olvidar su gran traición.

—Te lo prometo —asentí sentándome sobre las sábanas.

Natalia se levantó de la cama, caminando hasta la puerta, tomando la perilla y saliendo de la habitación.

Doble mis piernas, pegándolas a mi pecho, escondiendo mi rostro en mis rodillas, escuchando como tocaban la puerta pocos minutos después de que Natalia abandonara la recámara.

—Estoy bien, Natalia, vuelve en una hora —dos segundos después volvieron a tocar la puerta—. Natalia, no insistas por favor.

La tristeza que sentía se convirtió en verdadera molestia cuando volvieron a insistir, haciendo que me levantará de la cama y abriera la puerta.

—¡Te dije que me dejaras sola! —exclamé, encontrándome con Pablo.

—¿Qué pasa, nena? ¿Por qué estás tan enojada? —me preguntó con un tono seductor, acercándose peligrosamente a mi rostro.

Lo dejé acercarse lo suficiente para tomarlo del cuello de su camisa, metiéndolo al cuarto, tirándolo sobre la cama, cerrando la puerta.

—Lo qué sucede, Pablito, es que acabas de firmar tu acta de defunción conmigo —intentó levantarse provocando que me sentará sobre su entrepierna, haciendo que el saco de vestir de papá se abriera, dejando ver el conjunto del sostén y el mini short.

—No me importaría morir con esta vista —levante su cabeza, estirando su cabello, provocándole cierto dolor.

—No intentes hacerte el gracioso, Pablo. Por qué mejor no me explicas, ¿En qué carajos estabas pensando cuando estuviste a punto de hacerme esa pregunta, imbécil?

—¿En serio no sabes lo que estaba pensado? —volvió a acercarse a mi cara, manteniendo sus ojos en mis labios—. ¿Por qué me haces esperar, Loreto?

Nunca había besado a un chico, nunca tuve la necesidad, ni el interés, hasta que conocí a Pablo, al principio no lo soportaba, al contrario, no lo podía ver ni en pintura, lo detestaba, pero a lo largo de dos años, de alguna manera, termine sintiendo todos estos sentimientos por él.

rebel girl ↯ rebelde wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora