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Con dificultad, llegaron al lugar donde yacía el cuerpo, el cual se encontraba en estado de descomposición por los días que habían pasado. Sus hermanos salieron al no aguantar el olor, pero esto no impidió que los ojos de Lerya se aguaran cuando tomó su mano.

Humfrey: Princesa -Hizo una reverencia- Es un honor que nos honre con su presencia, pero no es necesario que venga. Él era solo un simple guardia que no supo su lugar.

Lerya: Apretó los puños ¿Usted es?

Humfrey: Sr. Humfrey Lefford, a su servicio -Sonrió.

Lerya: Sr. Erryk, ¿cierto? -Miró al guardia, quien asintió- Asegúrate de que el Sr. Humfrey vuelva a casa. Ya debe irse.

Humfrey: ¿Disculpe? Estoy aquí para llevarme el cuerpo de mi hermano.

Lerya: Dígame, ¿Qué estuvo haciendo estos días? Porque que yo sepa, Casterly Rock está a tres días de King's Landing, no a casi una semana -Lo miró- Pienso que si realmente le hubiera interesado venir por su hermano, habría llegado antes en vez de haberlo dejado pudriéndose en el septo de la familia real.

Humfrey: ¿Qué puedo decir? -Su expresión se endureció- En los viajes siempre suceden cosas inesperadas, más aún cuando son de importancia.

Lerya: Suena a una excusa vacía, pero si eso es todo lo que tiene que decir, permítame ser clara -Sonrió enojada- Este "simple guardia" no solo dio su vida para proteger a la hermana de la heredera al trono, sino que también llevó a cabo acciones tan honorables hacia el pueblo y esta familia que es notable que usted envidia eso, así que retírese mientras estoy siendo benevolente.

Humfrey: Bufó enojado- ¿Cree que sus palabras me afectan? A decir verdad, no me importa si botan a mi hermano como un desconocido.

Lerya: Mordió levemente su labio- Sr. Erryk, no lo repetiré dos veces -El hombre siguió su orden y lo sacó

El silencio inundó la habitación, envolviendo a la chica en un manto de soledad abrumadora. La única persona que siempre había estado a su lado, que la había querido de verdad por lo que era, estaba muerta y era su culpa.

Arryk: Princesa -Habló desde la entrada del lugar- No quiero interrumpir, pero... ¿Qué haremos con él?

La pregunta resonó en la habitación, amplificando su dolor. Ella sabía que no podía dejar el cuerpo allí indefinidamente.

Al ver la luz vacilante de una antorcha iluminando el rincón oscuro, la tomó con manos temblorosas. Su corazón latía con fuerza mientras se acercaba al cuerpo de su guardia. La duda y la culpa la asaltaban, pero sabía que debía hacerlo, que él merecía al menos una despedida digna, por lo que, aunque le doliera, acercó la antorcha al cuerpo.

El fuego comenzaba a consumir lo que quedaba de su amigo, mientras la sala se llenaba de un brillo cálido y danzante. Sin embargo, en su corazón solo había un vacío inmenso. Las lágrimas que había contenido finalmente brotaron, y su llanto resonó en la silenciosa estancia, un eco de su desolación.

Lerya: Lo siento.

Fue lo único que repitió, una y otra vez, su voz quebrándose con cada palabra. Cayó de rodillas junto al fuego, sintiendo el calor en su piel, pero incapaz de moverse. Se aferró a los recuerdos, a los momentos compartidos, mientras el dolor la consumía como las llamas al cuerpo de su amigo. La culpa la asfixiaba, cada lágrima parecía llevarse un pedazo de su alma, dejándola vacía, rota.

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Rhaenyra: Qué lindo día hace -Dijo mientras abría las cortinas del cuarto- Vamos a volar; podrías intentar usar a Dreamfyre o Sunfyre -Esta no le contestó- Vamos, levántate ya -Le quitó las cobijas de encima- No sales desde hace tres semanas; hasta los sirvientes están preocupados por que no comes bien y los dragones se ven deprimidos.

Born To DieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora