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"Las chicas casket "
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Durante siglos, la gente ha venido a Nueva Orleans buscando un nuevo comienzo, fortuna, aventura, e incluso amor. Las jóvenes importadas de Francia con la promesa del matrimonio con un caballero correcto, como las legendarias chicas casket, no se imaginaban que los hombres que las esperaban no eran ni correctos ni caballeros.
La leyenda de las chicas casket continúa viva y se celebra al estilo de Nueva Orleans con disfraces de clase y un estilo sobrenatural. Es un recordatorio anual de la opresión de hombres egoístas y cómo las mujeres pueden triunfar si pelean con valor por ellas mismas.
Klara sonrió mirando desde el balcón a las personas celebrando, hasta que sintió unos brazos abrazarla por la cintura.
—Buenos días —se volteó y vio a Klaus, acercándose a darle un suave beso.
—¿Qué haces acá afuera? —ella sonrió y volvió a mirar a la calle.
—Disfruto del festival. Debería buscarme un buen disfraz para las festividades de esta noche. —Él sonrió y miró a las personas.
—Sobre eso, abajo hay varios baúles con vestidos que puedes utilizar. —Ella sonrió emocionada— Tengo asuntos que atender. Davina ha decidido abandonar el nido y no puedo permitir eso.
—¿Davina estaba aquí? —La mujer lo miró enojada— Más vale que no la lastimes o conocerás mi furia, Klaus. Esa niña es intocable para todo el mundo. ¿Entendido? —Él asintió nervioso.
—Nos vemos en la oficina, hay que buscarla. Llama al traidor —dijo con rencor.
—¿Algún día arreglarás tus asuntos con Marcel? —Ella lo miró.
—Déjame pensarlo. —Hizo una cara pensativa— Ya lo pensé, ¿y adivina qué? No.
—Entiendo. —Le dio un beso en la mejilla— Apúrate —ella sonrió.
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Klara entró a la oficina y vio al hombre que algún día consideró su hijo junto al hombre al cual amaba con su vida.
—Bueno, no hay que ser Sherlock Holmes para darte cuenta de lo obvio. Nuestra arma secreta ha escapado —dijo Klaus, pero Klara lo detuvo.
—Dejemos varios puntos claros. Primero, Davina no es un arma; es una adolescente que necesita ayuda. Segundo, esa "arma secreta" es mi protegida y si le llega a suceder algo, Nueva Orleans va a conocer mi furia. —Klaus asintió, arrepentido.
Todos sabían que Klaus le temía a Klara y hacía todo lo que ella le ordenaba, aunque pareciera patético. Klara era la persona a la que él nunca quería decepcionar.
