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"Dolor reinante en nueva orleans"
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Klara nuevamente apreciaba la libertad y no desaprovecharía esa oportunidad. Aunque tenía sed de venganza, sabía que debía mantener las aguas calmadas por el bien de ella y del nuevo reinado en Nueva Orleans.
Klaus y ella, aunque aún no se habían puesto al día después de cien años, se habían mantenido unidos en todo momento. Klaus le presentó a la embarazada a Klara, aunque ambas confesaron que ya se conocían de antes.
Él le pidió consejos al saber manejar mucho más a los vampiros rebeldes de Marcel. Klara tuvo la idea de ofrecer una cena donde compartieran mesa con los vampiros y Hayley Marshall, la mujer que llevaba al niño Mikaelson en su vientre.
—Comencemos con un brindis por el regalo compartido, la inmortalidad. — Klaus alza la copa en la punta de la mesa, y Klara observa cómo los vampiros lo aborrecen — Después de mil años, uno podría esperar sentir la vida menos intensa, que sus bellezas y sus dolores van a disminuir con el tiempo, pero como vampiros sentimos más profundamente de lo que el ser humano puede imaginar. — Hace una seña a los meseros que se acercan a la mesa — Necesidad insaciable, exquisito dolor. — Cada mesero se pone al lado de una silla con un cuchillo en mano, cortando sus brazos para derramar su sangre en copas.
—Impresionante. — susurra Klara tomando su copa.
—Nuestras victorias y nuestras derrotas. — Klaus mira a Marcel y luego a Klara, quien le sonríe — Por mi ciudad, mi nuevo hogar. Que la sangre nunca deje de fluir.
—Y que la fiesta nunca termine. — habla Marcel alzando su copa, recibiendo una mirada de desconfianza de Klara, que estaba frente a él, sentada a la derecha de Klaus.
—Por Nueva Orleans. — todos repiten alzando sus copas.
Klara mira a la otra punta de la mesa a Hayley, que se mantenía seria y de mal humor. Le sonríe, y ella le contesta de vuelta.
—Entiendo que algunos puedan tener preguntas acerca del reciente cambio en el liderazgo. Los invité aquí esta noche para asegurarles que no están derrotados. No, mis intenciones de ahora en adelante son celebrar lo que tenemos, lo que Marcel de hecho tomó y convirtió esto en una verdadera comunidad de vampiros. — Diego señala a Hayley.
—¿Y qué hay acerca de ella, la loba? — cuestiona.
—Si me hubieras dejado terminar, Diego, sabrías que hay otro tema del que me gustaría hablar. Como muchos ya saben, la chica lleva a mi hijo. — pone su mano en el hombro de ella — Consecuentemente, confío en que todos le mostrarán el adecuado respeto. Sin embargo, entiendo que algunos de ustedes están preocupados por el rumor vicioso de que intento usar la sangre de nuestro hijo para crear híbridos. Les aseguro que no lo haré.
