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—Yo creo que deberíamos irnos, ya es tarde —sugirió la chica levantándose del piso

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—Yo creo que deberíamos irnos, ya es tarde —sugirió la chica levantándose del piso.

El chico solo pudo cerrar los ojos fuertemente arrepintiendose de todo lo que dijo.

—Bien, te acompaño —susurró una vez que estuvo de pie al lado de la chica.

Salieron de la cancha de la misma forma en la que entraron.

Caminaron rumbo a la casa de la chica, al llegar ambos chicos pararon frente a la puerta.

—Ya es tarde, debería irme —agregó aún con vergüenza.

—Sisi, nos vemos después —respondió la chica y se acercó a darle un beso en la mejilla—. Con cuidado eh—mostró una sonrisa para hacer menos tensa la situación.

—Claro —mostró una sonrisa y empezó a caminar hacia atrás mientras se despedía con la mano.

Finalmente la chica entro en la casa suspirando al cerrar la puerta de la calle y apoyándose en esta con los ojos cerrados.

—Que tal pásate el día con el chico —escuchó a su padre y rápidamente abrió los ojos.

—De que hablas...—comentó intentado calmar su respiración por el susto.

—No me creí esa parte de que saliste con tus amigas y lo confirmo con esto —habló moviendo la cabeza en dirección a la puerta, haciendo referencia a que vió con quien llegó.

—Bien —suspiró—. Si salí con él y no veo el problema—lo miró fijamente esperando su respuesta.

—No tendría problemas con que salgan, pero venir a casa cuando no estamos —levantó una ceja mirando a su hija—. Parece un buen chico, pero la primera impresión es muy importante para mí, de que sirve que sea un bien chico si no se hace problema de venir a esta casa cuando no estamos.

—¿Que estás queriendo decir con eso? que solo hablamos —exclamó con notable molestia.

—Ya, que te creo —comentó su padre con un tono de decepción.

—Digo la verdad—trató de calmarse—. Es famoso, no pude ir por las calles como si nada —finalmente confesó.

—Bien y tú no viste mejor opción que traerlo a casa sin avisar —soltó una risa sarcástica.

—Mis tíos me odian, crees que dejarían que traiga amigos a SU CASA —explicó haciendo énfasis en las últimas palabras.

—Que tambien es tu casa y tus tíos no te odian —explicó su padre más calmado—. Sabes hija, ya eres mayor y puedes hacer lo que quieres, salir con quién quieras y demás, pero no debes ser tan confiada, nos preocupa que estes en un país tan lejano y no estés midiendo las consecuencias.

—Entiendo que se preocupen, pero en este caso no hay nada de que preocuparse, si, conozco a Pedri hace muy poco tiempo, pero es un buen chico, incluso conocí a sus padres, son buenas personas, aparte solo somos amigos y siempre será así —explicó más calmada.

Columbia - Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora