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cortante - hiro hamada

cortante

Caminé por los blancos pasillos de la universidad en la que Hiro, mi novio, estudiaba, aunque no debería estar ahí, ahí estaba, lo cual era más que increíble, un poco extraño que yo aún este en preparatoria y él ya en la universidad, pero no hay necesidad de verlo raro, tenemos la misma edad, aunque el tiene 7 meses más que yo.

Nos conocimos en em café de su tía, yo fui de casualidad con mis amigas y justo él estaba ayudando a su tía de mesero. Después de eso salimos, nos juntamos en su habitación más que nada, el me pidió ser su novia, yo acepté, y todo ha sido igual después de eso, lo cual para mi es un problema, pensé que cuando estás en una relación con alguien las cosas cambian, mejoran, no lo sé, se pone más cariñoso o simplemente me quiere más, pero me sigo sintiendo igual que siempre, solo su amiga, aunque ya hablando de las últimas semanas, no me he sentido ni eso.

Hiro esta súper cortante, sé (por lo que sus amigos me han dicho) que está en medio de una investigación súper importante para mantener su beca, pero de todos modos, el no tuvo ni la decencia de explicarse a sí mismo después de haberme hecho sentir mal tantas veces, es como si ni se diera cuenta, como si no me conociera o no tuviera ganas de ponerme atención.

Por eso mismo es que los nervios me comen viva ahora mismo llegando a su laboratorio, pero de todos modos entro.

—¡Hola, amor! —lo saludó sonriente acercándome a su silla, el solo gira a verme unos segundos, me sonríe y vuelve a lo suyo.

—Hola, Celine.  —respondió con su voz seria mostrando que estaba concentrado en lo suyo, pero eso no me detuvo de abrazarlo por la espalda, él ni se inmuta.

— ¿Que haces? ¿De que trata esa cosa? —le pregunté apuntando a unos cables en los que trabajaba.

—Nada importante. ¿Que haces acá? —respondió cortante, y aún sin decirme que hacía.

—Vine a verte, Hiro... Tenía ganas de verte ¿tú no? —le pregunté alejándome.

—Si, supongo... —me dijo susurrando y aún sin mirarme.

— ¿¡Supones!? —le dije bastante ofendida.

Él suspira, suelta bruscamente lo que tenía en sus manos y volteó a verme desde su silla.

—Celine, en serio no se que quieres de mi. Si, supongo, no lo sé, ¡tengo más cosas en las que pensar que en esto! —apuntó a el entre medio entre él y yo.  —Estoy muy ocupado, así que si pudiera darme un poco de espacio un rato me ayudarías mucho.

Era más que claro, yo no le importaba una mierda.

Él solo se dio la vuelta y siguió en lo suyo mientras yo me quedé mirándolo con los ojos cristalizados.

Suspiré y me di la vuelta para dirigirme a la puerta del lugar, pero antes de salir por ella volví a verlo.

—Hiro, deberías empezar a cuestionarte para que tienes novia si todo el tiempo quieres estar solo, en serio piénsalo porque ya estoy empezando a sentirme usada. —le dije dando todo de mi ser para que mi voz no temblara tanto.

Cerré de un portazo la puerta detrás de mi y empecé a casi trotar alejándome del lugar.

Tenía un nudo en la garganta y todo mi estómago revuelto, quería llorar pero me sentía estupida llorando por algo así, así que intenté no pensar y concentrarme en alejarme. Quería irme a mi pieza, lanzarme en mi cama y no volver a levantarme.

De la nada empecé a sentir a alguien corriendo detrás mío.

— ¡Celi! —me gritó Hiro. Yo suspiré y me detuve.

— ¿¡Que quieres!? —le pregunté muy enojada.

— ¿Por que dijiste eso? ¿En serio crees que no quiero tenerte como novia? —le preguntó él muy confundido.

— ¿Si me quisieras entonces por que me alejarías todo el tiempo? —le pregunté muy molesta.

Él se quedó en silencio viéndome cuando con vergüenza movió sus ojos al suelo.

—Cariño, yo... en serio lo siento, no sé por qué te descuido de esta forma. He estado trabajando en algo demasiado importante últimamente, y se que no es excusa, pero eso lo explica. Perdóname. —me dijo mirándome con los ojos cristalizados.

Yo me quedé callada, lo que parece que lo desespero.

—Celine, en serio lo siento. —su voz empezó a temblar. —Por favor no me dejes, prometo mejorar. Seré mejor novio, pasaré mas tiempo contigo, haré todo lo que quieras que haga pero por favor no me dejes, imagínate tener que explicarle a mi tía que porque soy un idiota te perdí. —él intentó reírse, lo cual me dio ternura.

Yo solo pensé en abrazarlo antes de que se largue a llorar.

—Está bien amor, entiendo. No te dejaré, pero tienes que dejar de tratarme así, ¿okey?

Él inmediatamente empezó a asentir mientras me besaba el cuello en medio del abrazo.

—Nunca más te hablaré así, nunca mas, perdón.

Ella solo sonrió, con un peso menos de su pecho.