suegros - jonathan byers

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suegros
[Advertencia: mención de sexo]

Hopper y Joyce caminaban por la calle lentamente porque de todos modos ya estaban al lado de la casa

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Hopper y Joyce caminaban por la calle lentamente porque de todos modos ya estaban al lado de la casa.

—No estoy segura que esto sea lo mejor. Tal vez no se lleven bien. —dijo la mujer algo asustada.

—Hey, creo que tienen los mismos gustos, además, mi chica es buena creando conversaciones. —él la intentó calmar.

Los dos adultos después de confirmar su relación pensaron que lo mejor sería presentar a Jonathan y a  Amelia, la última es la hija de Jim, el otro hijo de Joyce por lo que obviamente como iban a pasar más tiempo juntos sería mejor que de conozcan algo mejor.

Joyce abrió la puerta de la casa y dejó a Jim pasar.

— ¡Jonathan! ¡Llegué! ¡Tenemos que hablar! —gritó su mamá mientras cerraba la puerta.

— ¡Mierda! —se escuchó desde la habitación de Jonathan un quejido. — ¡Ya voy! —gritó.

Joyce y Jim se miraron extrañados, de inmediato caminaron hacia la habitación del adolescente.

—No, no, Johnny, te juro que no encuentro mis pantalones. —un susurro desesperado y de una chica se escuchó.

— ¿¡Con quien estás!? —gritó la señora Byers casi corriendo a la pieza.

—Abajo de la cama, abajo de... ¡mamá...! ¿Que tal tu día? —le preguntó Jonathan simulando que hace 2 segundos no estaba cerrando el cierre de su pantalón y que no había una chica semidesnuda al lado de él.

Hopper se asomó a la habitación entretenido por la situación hasta que se dio cuenta de quien era la chica.

— ¿¡Papá!? —Amelia gritó al verlo y se intentó cubrir con la polera de hombre que la tapaba.

— ¿¡Ese es el Jim!? —le pregunto el chico a la rubia.

— ¿¡Esa es Joyce!? —respondió la chica con la misma desesperación.

—Oh dios mío... ¿esa es Amelia? —preguntó Joyce queriendo morir al borde de la puerta.

—Por ahora es Amelia, porque juro que la descuartizaré hasta que no se le pueda reconocer. —respondió Jim muy enojado. — ¡Y a ti igual niño!

— ¡No! ¡Con mi hijo no, Hopper! —gritó Joyce saltando a defenderlo.

— ¡Mira lo que le hizo a mi hija!

—Papá, él no me hizo nada que yo no quería. —Amelia dijo de inmediato.

— ¡No tienes edad para saber lo que quieres! —le gritó su papá enojado.

— ¡Ambos están lo suficientemente grandes para saber que quieren y como cuidarse! —gritó Joyce defendiendo a los chicos. —Está bien... solo nos sorprendimos ¿si? Vístanse y vamos a conversar.

Jim suspiró enojado y se alejó de la pieza. Los chicos asintieron nerviosos y Joyce le guiñó el ojo a su hijo orgullosa de él a lo que él se avergonzó y la chica río.

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