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—¡Que divertido eres, Diego! —Halago al chico entre risitas, quien se sonrojó por tal confesión

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—¡Que divertido eres, Diego! —Halago al chico entre risitas, quien se sonrojó por tal confesión.

—Muchas gracias, Shane. Hace mucho tiempo que no reía así con alguien.

—¿En serio? ¡Mientes! No hay persona en el mundo que se pueda resistir ante tu sentido del humor.

El chico rió junto a ella tras lo dicho.
Alguien llamó a la puerta interrumpiendo la conversación animada de ambos jóvenes.

—Joven amo, señorita. Sus padres me han enviado a por ustedes, la cena esta servida.

—Muchas gracias, Avdol. Ya vamos, puedes retirarte.

Como ordene, joven. Con su permiso. —Dio una leve reverencia y se marchó.

Es hora de ir con nuestros padres. Permiteme, por favor. —Se puso de pie y le ofreció su mano para ayudarla a levantarse.

Muchas gracias, que amable.

Rieron de nuevo y salieron en rumbo hacia al gran comedor. Ahí encontraron a sus padres y tomaron asiento respectivamente en cada lado de su familia.

Bien niños, ¿cómo ha sido su reencuentro? —Preguntó la madre de Shane.

—Excelente, Shane y yo seguimos teniendo cosas en común.

—Mi niño sigue siendo un encanto, ¿no lo crees, Shane?

Madre... —Se avergonzó Diego, ya sabía a donde quería llevar esa conversación su madre.

Lo sigue siendo, señora Brando. —Sonrió.

Mujer, ¿qué te parece si George y su familia se quedan a dormir hoy con nosotros?

—No estarás hablando en serio, ¿cierto? Venga, no podemos aceptarlo. —Respondió el padre de Shane avergonzado.

Por favor, acepten nuestra invitación. Estaríamos encantados con su presencia en nuestro hogar. —Habló la madre de Diego.

No lo sé... ¿Qué piensas tu, mujer?

Cariño, ya es tarde. Y por seguridad de nosotros y de nuestra niña, deberíamos quedarnos. ¿No lo crees? —Respondió la madre de Shane.

Tienes razón. —Tomó la mano de su esposa y se dirigió a su amigo.— Aceptamos la invitación, pero mañana desde temprano nos marcharemos, no queremos ser una molestia.

—Nada de eso, quédense el tiempo que gusten, ustedes son nuestros invitados.

—Muchas gracias.

Ambos jóvenes se miraron con una sonrisa de complicidad, sin duda recordarían buenos momentos con ese tiempo adicional.

Mis señores. La cena esta lista. —Anunció el mayordomo entrando junto a los empleados del hogar.

ALFAS ━━ K. TAEHYUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora