begin again

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7 meses y 29 días desde que había roto con Luke.

Al final, Annabeth se convenció de que "el amor" en realidad solo era una perdida de tiempo, iba y venia, te hacia ilusionarte y luego te dejaba en pedazos. No sufría por Luke, ¿Le había costado superarlo? Sí, fue su primer novio después de todo, pero desde un principio estaba esa actitud de patán mujeriego, más sin embargo, el "cariño" que sentía por él la convencía de que iba a cambiar y... bueno, no iba a seguir con eso, ya era pasado.

En cambio esa mañana otoñal, se limitó a colocar su airpods y salir al ambiente opaco y helado. No puso mucha atención en realidad a la música, se dirigió directamente a la librería por pliegos de bond ya que debía terminar el proyecto de su siguiente clase y la noche anterior hasta había ocupado las cartulinas blancas de respaldo.

Por suerte, un domingo en otoño era el ideal para encontrar sola la tienda y de paso las calles. Es decir, ¿Quién anda fuera a las 7 am cuando el clima te suplica dormir hasta las 9? Pero Annabeth necesitaba terminar ese trabajo ya, sino se iba a despedir de la idea de salir con Thalía y Silena mañana.

Los minutos para ver como empaquetaban sus pliegos de papel y de paso pagar, apenas fueron contados. Al salir vio la cafetería frente a ella, de la cual un delicioso olor a tostado salía. Un americano no le vendría mal y decidió que iría por él.  

Con su bebida en mano, comenzó a dirigirse a la puerta para regresar a casa. Entonces fue cuando sucedió. Ella estaba demasiado absorda en sus pensamientos y él también venia distraído, cuando la puerta se abrió, chocaron y la bebida terminó en el suelo para suerte de sus ropas.

—Lo siento mucho —el joven de cabello azabache y hermosos ojos azul mar, la miró sorprendido y arrepentido.

Annabeth supo de inmediato que el frío electrizante que la recorrió no era debido al ambiente que afuera abundaba. Incluso se sintió un poco tonta por mirarlo tan descaradamente. Saliendo de su breve y vergonzoso trance, ella solo negó con la cabeza.

—No hay problema —se limitó a responder y salió de ahí.

Sentía un ardor en sus mejillas y ¡Oh, dioses! Ella definitivamente no podía creer que eso la hubiera hecho sonrojar, ¡Ni que tuviera 15 de nuevo!

Pensó un poco en su café que había terminado por completo en el suelo... después de todo las palabras de su doctor habían sido claras al decir "Debes dejar la obsesión por el café, Annabeth", y estaba segura que era el universo conspirando en su contra y especialmente con alguien tan guapo para haberle tirado la bebida... aunque fuera por accidente.

—¡Oye! —escuchó segundos después a alguien a su espalda claramente gritar, quitó por completo sus audífonos y se giró. Al final, a su alrededor solo habían tiendas, ¿A quién más le gritarían?

Fue cuando lo vio.

Él de nuevo.

Ella le regresó la mirada, solo que intrigada. ¿Qué pudo haber pasado? El café tirado era de ella, así que no era un rembolso lo que podía estar buscando.

—Oye... —repitió luego de trotar esos pocos metros que los separaban—. Déjame invitarte a un café —pidió. Ella no sintió cuando sus cejas se alzaron con sorpresa.

¿La... estaban invitando a un café? ¿A ella? Bueno, él claramente era un desconocido, pero Annabeth había asumido que todo el mundo preferiría no estar cerca de ella, después de todo no había sido "bendecida" con una cara que mostrara otra cosa que no fuera mal humor cuando no sonreía.

—No es necesario —estableció rápidamente. Y no lo era, además debía terminar la tarea hoy para llevarlo por la noche y tener libre el lunes, es decir mañana, para su salida con sus amigas.

Percabeth (taylor's version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora