Bajo el velo de la mafia

Capítulo 23

De pie frente a la ventana de nuestro dormitorio, reviso el dispositivo de rastreo que coloqué entre el diamante y la banda del anillo de compromiso de Tae. Demuestra que está en Daegu.

"No se ha quitado el anillo."

―¿Qué hay en Daegu, bebé? ―susurro mientras veo el punto parpadear. No se ha movido en las últimas veinticuatro horas.

Dejando escapar un suspiro, guardo mi teléfono en mi bolsillo y veo hacia el jardín mientras sale el sol.

Qué jodido desastre.

Mis dientes tiran de mi labio inferior mientras trato de encontrar una forma de convencer a Tae de que no todo fue mentira.

Hay un golpe suave en la puerta del dormitorio, y cuando veo por encima del hombro, Yoongi entra.

―¿Cómo lo estás llevando? ―pregunta mientras se acerca a mí.

―Sobreviviré.

"De alguna manera."

La idea de que él no sea parte de mi vida es demasiado insoportable para siquiera considerarla.

―Encontraré una manera de recuperarlo.

―Es posible que no puedas ―advierte.

―Encontraré una manera ―digo con certeza―. Él no puede odiarme para siempre.

―¿Cómo habrías reaccionado si estuvieras en su posición? ―me pregunta, cruzando los brazos sobre el pecho.

―Yo no lo obligué ―murmuro. No soy mi padre.―Responde la pregunta.

Dejando escapar un suspiro, trato de ponerme en los zapatos de Tae, luego niego con la cabeza y veo a Yoongui.

―No me enojaría tanto como él.
Me levanta una ceja.

―¿Y si estuvieras en la posición de Tae, pero en lugar de ser Taehyung, tu memoria regresa y te encuentras cara a cara con Yeo?

―¿Qué demonios? ―le grito―. Eso es simplemente retorcido, hermano. Nadie más que Yeo.

―Taehyung se consideró el enemigo, y luego pasó dos meses enamorándose de la versión carismática de ti mientras te salías con la tuya. Solo puedo imaginar el puto shock que debe haber sido para él. Te dije que no lo hicieras.

La rabia estalla en mi lobo. Volviéndome hacia Yoongi, mis rasgos se tensan. Él asume la misma posición, y luego nos miramos fijamente, la tensión aumenta entre nosotros. Entonces mi cuerpo se estremece cuando los recuerdos de mi pasado se arrastran a la superficie como muertos vivientes.

Puedo oír a papá abofetear a mamá. Es el único sonido que resuena en la casa porque ella nunca llora en voz alta. Veo a mi hermanito, y me alegro de que esté dormido, luego salgo a hurtadillas de la habitación. A medida que me acerco a las escaleras, los horribles sonidos de
papá golpeándola se hacen más fuertes. Al llegar a la barandilla, me agacho y veo hacia abajo. Papá tiene su arma favorita en la mano y la usa para golpear a mamá. Me muerdo el labio inferior cuando veo toda la sangre.

Detente.

Mi cara se desmorona y casi le grito a papá que se detenga, pero luego la apunta con el arma. Ella vuelve la cara hacia mí y me duele ver lo mucho que papá la ha golpeado.

―Cierra los ojos cachorro―grita ella, con sus ojos fijos en mí.

No puedo, mamá.

Un estallido hace que mi cuerpo se sacuda, y luego mi corazón late fuera de mi pecho mientras veo a papá mirarme.