C U A T R O

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Capitulo cuatro: Nuevos y viejos encuentros

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Capitulo cuatro: Nuevos y viejos encuentros.

Era un nuevo día en Ciudad Satán, con el cielo despejado y la brillante luz del sol apareciendo. Mientras Milk aún dormía en su habitación, Lazuli mantenía una conversación en la modesta sala de su apartamento con su hermano. Hablaron sobre los intentos fallidos que Lapis ha tenido para encontrar un trabajo estable y que esto a Lazuli se le está complicando aceptar.

—Lapis, si no consigues nada sabes que yo también puedo buscar empleo y ayudarte. No no quiero estar aquí sin aportar nada.—declaró la rubia, con expresión preocupada.

—No, Lazuli, No puedes trabajar, no después de lo que te pasó la última vez.—respondió Lapis esto último en un tono bajo y frío. Lazuli suspiró y desvió la mirada.—Ayudas mucho manteniendo nuestro hogar, además, trajiste a una inquilina. Disfruta de todo lo que estás viviendo mientras puedas, ve a esa clase de artes marciales que mencionaste.

—No puedo simplemente ir a clases de artes marciales pensando que mi hermano está solo en la ciudad, luchando por encontrar trabajo y sin poder lograrlo.—confesó Lazuli, exhausta.—Sé que puedes lograrlo, pero también creo que debe haber algo o alguien que pueda ayudarte.

En ese momento, 18 se acordó de que participaría en el proyecto de Lunch con Bulma, surgiendo así una idea en su mente.

—Buscaré una oportunidad para ti de todas formas, hermano. Ya verás.—Lazuli le sonrió.

—Gracias, hermana.

Milk había despertado sintiendo la emoción en su cuerpo y entró a la sala sonriente, viendo a los dos hermanos sentados.

—¡Buenos días!—les dijo muy contenta, pero su expresión pasó a ser de vergüenza al darse cuenta de que parecían hablar.—Disculpen, ¿interrumpí algo?—preguntó apenada.

—No, Milk, ¿quieres desayunar?—le ofreció Lapis más tranquilo y animado.

Milk asintió con una sonrisa y luego miró a su amiga, que estaba con una expresión indiferente en el sofá.

—Lazuli, ¿lista para nuestro primer día de entrenamiento?—dijo Milk acercándose emocionada, tratando de cambiar el semblante de su amiga.

Lazuli la miró con una sonrisa apenada, pero no quiso desilusionar a su amiga y le hizo caso a las anteriores palabras de su hermano.

—Claro que sí.—respondió decidida.

Milk aplaudió y siguieron conversando ya en el desayuno junto con Lapis. El pelinegro le contó a su hermana que había pasado una linda charla nocturna con Milk, que lo había ayudado a superar el estrés del día. Lazuli se alegró por que Lapis también considerara Milk una amiga cercana a ellos, después de todo lo que hizo y lo amable que era.

Corazones Encantados. [DBZ/AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora