sinopsis

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El aire de la noche, chocaba fuertemente en mi cara. Tenía la mirada ida, no sabía lo que estaba haciendo, no sabía si esto estaba bien, no sabía qué pasaría con las demás personas, pero estaba segura de que el dolor iba a desaparecer, estaba segura de que ya no me iba a lastimar más sus recuerdos.

Me sentaba despacio en el borde, de la terraza del edificio más alto de la ciudad.
Dejaba el collar y una carta, al lado mío, echaba un vistazo a la ciudad que tenía enfrente, respiraba profundamente aunque me doliera, aunque sintiera el peso en mi pecho, trataba de hacerlo, trataba de respirar.

Miraba mis muñecas y me repugna lo que veía, me daba asco, lo que tenía en mis muñecas y en partes de mi cuerpo.

Sonaba mi teléfono, no quería contestar, quería paz, quería estar bien. No dejaba de llamar mamá y conteste.

_ ¿Dónde, estás?_ su voz sonaba cansada, preocupada y como si quisiera llorar.

_ Estoy bien, si eso te preocupa._ suspiraba mamá al otro lado.

_ Puedes volver, a casa, por favor. _ no quería estar en esa mierda de casa, no quería estar en ese lugar, ni en ningún otro.

_ No._ mi voz fue seca y fuerte.

_ Ya deja de ser inmadura, y ven ya para casa._ podía visualizar, como caminaba de un lado para otro.

_¡ Que no, joder!_ en ese instante lamente hablarle así. Pero para ser sincera ya no me importaba nada.
Sabes algo, yo te amo mucha mamá, y lamento mucho lo que te estoy haciendo, te estoy lastimando y dañando tus planes por cosas mías, perdóname por favor._ se me hizo un nudo en la garganta, sabía que me estaba despidiendo de alguna manera y en el fondo no lo quería hacer.

_ Emma, por favor, ven a casa y hablamos ¿sí?._ su voz se quebraba, y podía escuchar como lloraba.

Qué ironía, que sea ella la que llore por mí, que sea ella la que ruegue, que vuelva a casa, que sea ella la que llore por mí y no yo por ella. Toda mi puta vida le lloré, le pedí tiempo, pero ahora el tiempo ya no estaba a su favor, sabía que podía llegar a casa y podría encontrarme en ese lugar, pero ahora iba a llegar y saber que se sentía estar completamente sola.

Nunca vi a mamá llorar por mí ni una sola gota, pero ahora estaba derramándolas y me podía dar de cuenta que eso me importaba.

_¿Hablar de qué mierdas, de como te fuiste y me dejabas? ¿O de cómo me hacías sentir?. ¡¿Dime qué puta mierdas quieres hablar, mamá?!._ ella lloraba desconsoladamente, por mi culpa _ Te amo mucho, a lo mejor en otra vida, volveremos a coincidir.

_ ¡EMMA, NO ME HAGAS ESTO, TE LO SUPLICO!_ podía escuchar como gritaba desesperada. Y lo peor de todo es que no me importaba._ ¡Dime dónde estás y arreglamos esto!. Dímelo por favor._ lloraba tanto, que sentía como se ahogaba, igual que yo, cuando me dejaba.

_ ¡Qué mierdas vas a arreglar, no puedes reparar algo que está roto, no puedes por qué, simplemente estoy muerta por dentro, me rompí y no tengo reparación!._ lloraba mucho y sentía como temblaba, esa sensación era horrible y no quería volverla a vivir._ me mataron poco a poco, tú, ella él y todo el jodido mundo.

_ Yo te quiero reparar, n-no me hagas este dolor Em, te lo suplico._ mi madre está destrozada, cosa que me sorprendía que viniera su preocupes, asía a mi.

_ No lo hay, no hay reparación para alguien que no quiere ser, reparada. No lo hay por qué simplemente trate de pegar cada parte de mí, y no pude. Acepta que no hay reparación para una alma vacía.

Colgué y dejé el teléfono, y veía la foto que estaba en el teléfono. Y sin pensarlo lo voté por el edificio. Me pare en el borde, y simplemente hoy 30 de octubre, dejaría de sentir dolor.

Volver a coincidir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora