Quién diría que un Omega barista de 18 años el cual va a su típica cafetería a ganarse el día a día tratando con los clientes y aveces con el mal humor que traían, que lo tenía tan agotado, se relacionaria con uno de los mafiosos más despiadados el...
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Ya son aproximadamente las 4 de la mañana, el aire frío luchaba por entrar por la ventana mientras hacia su desorden haciendo que suene las hojas de los árboles, todo estaba absolutamente apagado ahogando mi habitación en una oscuridad notable.
Y entre esa oscuridad, estaba yo, acostado boca arriba en mi cama viendo con dirección hacia el techo, sin punto fijo, lo único de lo que estoy consciente son mis pensamientos, mi cuerpo está quieto en su lugar.
No dormi nada, no hice ni el intento de cerrar los ojos, desde que Kazuha me había dejado en la puerta de mi casa solo me quedé dando vueltas por toda la sala analizando bien lo que había pasado, me sentía muy disociado, las cosas pasaron tan rápido que mi mente no pudo pensar bien.
Entonces... ese chico me había salvado...del desconocido que quiso tomarme en la cafetería, no me di cuenta en el momento que me desmaye en las calles, solo recuerdo que desperté en el carro del peliblanco con el mismo delante de mi.
Esto es difícil de imaginar, yo nunca hubiera pensado que volvería a verlo o el a mi, y menos a estas horas, pero todo pasa por una razón ¿No? Y siempre es la mejor.
Lo que si recordaba con suma claridad fue el toque de sus manos en mis mejillas, en lo suave y lindo que se sentía para mí tener aquel alfa cuidandome el cual se llama Kazuha, no puedo negar que casi estaba apunto de gritar de emoción cuando el me preguntó mi nombre.
Tampoco podría olvidar en la inmensa paz que me sometí cuando lo vi nuevamente a los ojos, a sus hermosos ojos rojos los cuales tenía en claro que había perdido, pero ahora toda la fe que pensé olvidada volvió con el aire, talvez si podamos ser más cercanos...solo tengo que darle tiempo.
Un tiempo que quería que llegara rápido, pude notar lo bien que se sentía pasar al menos unos minutos de confianza entre nosotros, como lo fueron en su carro, le hable sobre lo que había pasado y juro que nunca me había sentido tan escuchado como en ese auto, no me hizo tantas preguntas y no me culpo por ninguna de mis acciones, solo me dijo que eso fue un accidente y que esas cosas pasaban, que yo no me merecía nada de eso y que cualquiera que me hiciera daño sufrirá mil veces el mismo dolor.
Estoy segura que si hubiera sido a mi mamá o a otra persona me hubiera dicho que tenga más cuidado y no me meta en problemas, como si yo quisiera estar en ellos mientras trato de avanzar con mi vida, pero al final y al cabo uno aveces no busca los problemas, los problemas vienen a nosotros.
Y no solo los problemas, también las cosas buenas y eso pude confirmarlo con toda la seguridad del mundo cuando Kazuha me había pedido mi número, solo dijo que era para avisarle de cualquier cosa que me pasaba, pero yo no iba a venir dándole malas noticias al menos que sean muy alarmantes, yo iba a aprovechar su número para mantenerme en contacto con el, aunque sea para saber que hace o ver sus otras redes, si tiene.
Juro por mi vida que cuando volvi a revisar de que si tenía su contacto telefónico estaba casi gritando de la emoción, me dio ganas de hacerlo, pero tuve que moderarme ya que no quería despertar a los vecinos...
