Capítulo 2

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En eso, la mente del espartano vuelve a la realidad cuando el barco de Freya había llegado a tierra firme. Este desembarcó y tras dar unos pasos se encontró con los caminantes de Hell. Comenzando un enfrentamiento a mano limpia por parte de Kratos ya que el hacha no era efectiva contra sus enemigos.

Eran muchos, pero la disciplina del espartano prevaleció con el uso de su escudo. Varios de ellos murieron aplastados, magullados y en algunos casos partidos a la mitad por la descomunal fuerza del dios de la guerra.

Tras haber acabado con todos, aquellos cadáveres le hicieron recordar su pasado nuevamente. Específicamente, su vida tras convertirse en dios de la guerra.

Cuando apenas había pasado una semana tras sentarse en su trono, estaba sentado en una gran mesa junto al resto de los olímpicos. Habiendo un ambiente hostil entre el espartano y Hades.

Él se encontraba sentado entre Helios y Atenea. Ambos dioses se habían convertido rápidamente en sus aliados tras el descontento de dioses como Hades, Hermes y Hera. Aunque estaba claro que al espartano le importaba poco la opinión de aquellos dioses sin importancia.

Hera: ¡Esto es inaudito! ¿Un hijo bastardo de Zeus ocupando el puesto de Ares? Inaceptable.

Hermes: Concuerdo con Hera. No podemos permitir que un simple mortal tenga el privilegio de vivir junto a nosotros como si fuéramos iguales.

Hades: Primero me tragué mi orgullo por detener a Ares. ¿Y ahora tengo que verlo como el dios de la guerra? ¿Siendo el asesino de mi amada? ¡Esto no puede ser, Zeus!

Helios: ¡Tu esposa trató de acabar con toda la vida! ¡No es culpa de Kratos que no le dés el suficiente amor a tu mujer para que quiera quitarse la vida junto a todos nosotros!

Hades se levantó y estaba por atacar al dios del sol.

Zeus: Detente, Hades.

Dijo de forma autoritaria.

Hades solo gruñó en cólera y se sentó de forma brusca en su asiento.

Atenea: Hera, por favor. ¿No tienes suficiente con lo que hiciste a Hércules? Hermes, en esta mesa está un mortal que sobrepasó todas nuestras expectativas. Acabó con un dios y sigue vivo para contarlo. ¿No crees que eso lo vuelve algo más que un simple mortal?

Dijo de forma sensata y con su habitual puesto de mediadora en ese tipo de discusiones.

Kratos no decía nada. Simplemente miraba cómo los dioses discutían y se dejaban llevar por sus prejuicios.

Hera: Una cosa es Hércules. Este mortal, no merece este honor.

Kratos: Yo no quería esto, solo quería que mis pesadillas fueran borradas.

Dijo con su expresión seria y actitud amenazante.

Esto provocó mayor enojo entre los opositores de la coronación del espartano como dios de la guerra.

Hermes: ¿Lo ven? Ni siquiera quiere el puesto. Este mortal no sabe valorar los honores que recibe.

Zeus: Es lo mínimo que podemos hacer tras no poder cumplir su deseo. Ares debía ser detenido y Kratos lo ha conseguido. Lo hizo durante diez largos años y mucho más que solo doce trabajos. Así que les parezca o no, les presento al nuevo dios de la guerra.

Dijo para levantar su copa llena de vino y apuntar al espartano.

El resto de los dioses aceptaron resignados y levantaron sus copas. Todos hicieron un brindis y bebieron. Tras ello, hubo una gran cena y celebraron hasta quedar ebrios.

Kratos estaba yéndose a sus aposentos cuando fue interceptado por Helios.

Helis: ¡Kratos! ¿A dónde vas? ¡Quédate un poco más! ¡Es tu fiesta!

Ya no soy tu monstruo: (Kratos x Atenea)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora