Capítulo 8

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Pasaron varias horas desde que ambos dioses comenzaron su travesía tras salir de Esparta. Habían superado varios obstáculos y enemigos. Llegando a la ciudad de Atenas.

Atenea: Llegamos.

Kratos: Atenas.

Atenea: Ya comenzaba a sentir hambre.

Ambos caminaron a las puertas de la gran ciudad y los soldados atenienses abrieron las puertas tras ver a la diosa protectora de la ciudad llegando.

Conforme caminaban por las calles había dos tipos de reacciones.

Por un lado, la gente veneraba a Atenea y se alegraban de verla. Por el otro, la gente se veía asustada al ver al fantasma de Esparta pisando sus tierras. Conocían lo brutal que era y su enorme poder tras la expansión del relato de la muerte del dios de la muerte, Tánatos.

Nadie entendía cómo aquel peligroso dios estaba en Atenas caminando junto a la diosa de la sabiduría de forma tan tranquila. Pero sabían que no debían meterse en el camino del espartano si no querían morir.

Kratos: ¿Dónde estamos yendo?

Atenea: Al comedor de la alta clase, sirven ricos banquetes.

Dijo mientras era seguido por el espartano.

Ambos caminaron hasta llegar al lugar indicado y fueron atendidos con rapidez.

Kratos: Parece que entienden el dicho de que a un dios no se le hace esperar.

Atenea: Exactamente.

Dijo mientras lo miraba.

Kratos: En Esparta son más rápidos.

Atenea: Tú eres quien quiso probar las aceitunas atenienses. No critiques a mi pueblo sin probar siquiera.

Kratos: Es una observación.

La chica rueda los ojos hacia otro lado en forma de expresar su desinterés por la crítica del espartano. Algo que no le agradaba era que desprestigiaran a su polis protegida.

En eso, los primeros platos de comida llegaron y comenzaron a comer. Siendo acompañado por bebida ateniense.

Atenea: ¿Qué te parece la comida?

Pregunta curiosa mientras lo mira.

Kratos: Sabe bien.

Dijo para seguir comiendo carne y aceitunas.

Atenea: ¿Mejor que Esparta?

Kratos: No.

La chica solo bufó indignada y siguió comiendo. El espartano comía indiferente ante el berrinche de la chica, solo esperaría que se le pasara el disgusto a la diosa.

Ambos siguen comiendo hasta que Atenea habla.

Atenea: ¿Y qué harás una vez que regresemos al Olimpo?

Kratos: Reposaré en mi trono y cumpliré mi deber como dios de la guerra.

Atenea: Solo te pido que no haya una segunda guerra del Peloponeso. Atenas recién se va recuperando tras el ataque de un dios de la guerra.

Kratos: No lo haría aunque quisiera, me gustan las aceitunas de aquí.

Atenea se sorprende y esboza una sonrisa.

Atenea: ¿Estás diciendo que las aceitunas atenienses son mejores que las espartanas?

Kratos gruñó ligeramente y contestó.

Kratos: Sí.

La diosa solo sintió una gran felicidad al haber sido reconocida su ciudad por el dios de la guerra en el aspecto culinario, aunque parezca insignificante.

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⏰ Última actualización: Feb 27 ⏰

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Ya no soy tu monstruo: (Kratos x Atenea)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora