Capítulo 7

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Tras aquella gran victoria, los sobrevivientes regresaron a Esparta. Estando a la cabeza Deimos y Atreus II.

Los espartanos recibieron en adoraciones Deimos por el hecho de ser el hermano directo del dios de la guerra.

Los sobrevivientes fueron a recuperarse de sus heridas y descansar.

Deimos estaba en los antiguos aposentos de Kratos cuando era un general en Esparta. Se encontraba comiendo una manzana mientras pensaba.

Deimos: Durante mucho tiempo la ira fue mi motor para seguir con vida. Mi deseo de venganza me volvía más fuerte, pero esto fue diferente. La furia en mi interior fue tan grande y tan repentino. Todo se canalizó en mí y solo me dejé guíar por la ira.

Dijo mientras miraba sus manos.

La lanza y escudo que le otorgó su hermano aquel día que pelearon contra Tánatos estaban reposando en la esquina derecha cerca del armario donde guardaba su armadura otorgada tras graduarse del entrenamiento espartano.

Entonces, Deimos se levantó y salió a caminar en los senderos de la polis de Esparta. Sintiendo nostalgia por aquellos momentos cuando entrenaba junto a su hermano durante la niñez. Recordando las palabras de su hermano antes de que ocurriera su secuestro.

Kratos joven: La espalda de un guerrero de un guerrero espartano jamás toca el suelo. Incluso en la muerte, un espartano da la cara en combate. ¡¿Eres un espartano o no?!

Deimos joven/Deimos: Sí, Kratos.

Dijo para regresar a su realidad y seguir su camino hacia el templo del dios de la guerra, Kratos.

Este caminó hasta llegar al templo y entrar. Encontrando a varios ciudadanos espartanos venerando a la estatua de Kratos.

Ciudadano 1: ¡Es el hermano de Kratos!

Ciudadano 2: Tal vez vino a hablar con su hermano.

Ciudadano 3: Mejor hay que irnos.

Todos los ciudadanos se fueron del lugar, dejando a Deimos solo.

Deimos: Supongo que es lo mejor.

Se dijo así mismo para ir directo a la estatua de Kratos y hablar.

Deimos: Hermano, necesito hablar contigo.

Dijo para esperar a que la estatua brillara, pero no pasó nada.

Esto provocó que Deimos esperara unos segundos para volver a insistir.

Deimos: ¡Hermano!

Dijo con un tono de voz más alto, pero sin recibir respuesta.

Deimos: ¡Kratos!

Dijo ya impaciente.

Por otra parte, en el Olimpo, Atenea estaba casi dormida en la cama del espartano hasta que escuchó la voz de alguien conocido para ella. Provocando que la chica se despertara y apareciera un espejismo frente a ella y Kratos. Viendo que era Deimos quien llamaba con insistencia a su hermano.

Atenea: Deimos.

Dijo para que Kratos se despertara por instinto y viera a la chica.

Kratos: ¿Qué ocurre con Deimos?

Pregunta preocupado.

En eso se escucha un último grito.

Deimos: ¡Respóndeme, hermano!

Kratos miró al espejismo y habló.

Kratos: ¿Qué ocurre, Deimos?

Preguntó al mismo tiempo que la estatua brillaba en el templo de Esparta.

Ya no soy tu monstruo: (Kratos x Atenea)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora