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Ángel estaba parado al frente de la puerta con sus manos temblando y mordiendo su labio ligeramente, a pesar de ya haber hecho ese tipo de cosas con él no podía evitar sentirse... Nervioso. Este se encontraba en casa del argentino, tuvo que ir en bicicleta ya que quedaba a más o menos quince minutos y realmente no tenía ganas de caminar todo ese trayecto, era un flojo y hasta parecía carecer de condición física.
Cerró sus ojos y respiro hondo, intentando calmarse, luego tocó la puerta con sus nudillos que estaban algo adoloridos pero no era de mucha importancia. No pasó mucho hasta que escuchó unos pasos dirigiéndose hacia él, la puerta de abrió dejando ver a Mateo, su cabello estaba mojado y se secaba con una toalla, parecía que se acababa de bañar.
El venezolano lo miró por unos leves segundos, parpadeando unas cuantas veces para luego tragar saliva y pensar en algo que decir, la sola presencia del argentino hacia que su corazón de acelerará y su mente divagara, no pensaba en nada más que tenerlo encima suyo mientras le demostraba su amor.
Realmente lo amaba.
— ¿Seguirás mirándome o vas a pasar? — Preguntó con una sonrisa divertida, apoyándose en el marco de la puerta y disfrutando aquella expresión que tenía el rostro del de ojos miel, se le hacía linda.
— Pasaré. — Contestó casi de inmediato, para luego entrar haciendo a un lado el cuerpo ajeno y evitando el contacto visual. Al hacerlo dejó su sudadera en el sofá y se quedó parado de espaldas, sin mirarlo, esperando a que el argentino dijera algo, sin embargo, fue el mismo quien habló primero. — Entonces... ¿Qué sucede?
Mateo cerró la puerta para posteriormente mirarlo y acercarse a él. — Vos sabés que pasó. — este se cruzó de brazos.
— ¿Qué? ¿Qué me coñacié a tu "novia" sólo porque me estaba diciendo que me alejará de ti? — Habló en un tono un poco hostil, mirándolo de una forma desafiante.
El argentino bajó su vista y sólo río ante aquel apodo que Ángel le puso a su pareja, luego la elevó encontrándose con los ojos del ajeno, ojos que denotaban algún sentimiento que aún no podía descifrar, pero era intenso. — Sí, eso. ¿Qué te dije de meterte con él? Nadie puede saber de esto.
— ¿Por qué no? Sólo es una pequeña pelea. — respondió casi al instante, a la defensiva.
— No es que sea una "pequeña pelea" Ángel, si te metes con José pode ponerte más atención, volverse loco y querer estar todo el tiempo conmigo para que no te revolques conmigo o que sé yo. — Habló sin interés. — Hay que cuidar esto. — El de orbes claros se acercó a su ajeno para luego posicionar su cabeza ligeramente entre el cuello y el hombro ajeno y hablarle al oído. — No querés que esto termine... ¿O si? — le acarició la espalda delicadamente por sobre la tela, causando que el cuerpo de Ángel se estremeciera al tacto, luego dejó unos pequeños besos en su cuello, buscándolo de alguna forma.
Un escalofrío paso por el cuerpo del venezolano, pensando detenidamente sus palabras, Mateo jugaba otra vez con él y sólo se dejaba, a pesar de lo mucho que le dolía. — No, no quiero.
Una sonrisa satisfecha se dibujó en el rostro del de cabellos dorados, luego alzó la cabeza y lo tomó del mentón, posteriormente plantó un beso en los labios rojizos del mayor, uno con con bastante pasión, o al menos eso intentaba transmitir. Sus movimientos eran desesperados, se buscaban mutuamente.
El menor empezó a acariciar las costillas del ajeno por debajo de la ropa nuevamente, explorando cada parte de su cuerpo en lo que podía mientras intensificaba aquel beso.
Ángel no podía concentrarse en nada más, rápidamente sus dudas y pensamientos se esfumaron de su cabeza, lo único que le importaba era sentir cada toque, caricia y muestra de afecto que Mateo le daba... Tenía que disfrutarlo, él solía ser rudo la mayoría de veces y casi no le daba estos cariños.
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El Amante - Argvene (CH/+15)
Romance₊˚ʚ ᗢ₊˚✧ ゚. Mateo es el chico más codiciado de su escuela, todas las chicas lo admiran y darían lo que fuera por estar con él... Es una lastima que tenga pareja... ¿o no? Esto no detendrá a Ángel, quien a pesar de todo se convirtió en SU 𝙖𝙢𝙖𝙣𝙩...