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Mateo es el chico más codiciado de su escuela, todas las chicas lo admiran y darían lo que fuera por estar con él... Es una lastima que tenga pareja... ¿o no?
Esto no detendrá a Ángel, quien a pesar de todo se convirtió en SU 𝙖𝙢𝙖𝙣𝙩...
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Enseguida me abalance contra él. Su celular cayó en el suelo rápidamente y tome sus muñecas con mis manos, baje la mirada y mordí mi labio mientras temblaba asustado... O ansioso, quién sabe.
── N-No hagas.... No hagas nada estúpido Mateo, te lo pido ── suplique con una temblorosa voz, una que parecía débil y quebrada.
Alcé también mi mirada, la cual sentía que estaba totalmente acristalada, pensando en lo que pudo haber dicho. Sin duda esas sensaciones me estaban pegando de la peor forma. Me encontré con sus bellos ojos color gris, los cuales irradiaban... ¿Victoria? No lo sé, ya en ese punto ni siquiera podía pensar o analizar bien ya expresiones.
Sonrió, y un mal presentimiento invadió mi cuerpo.
── ¿Por qué no? Sólo iba a decirle la verdad Ángel, después de todo él parece loquito por ti ── una risa burlesca salió de sus labios, miro a otra dirección aguantandóse las ganas de reírse.
Yo sólo sentí remordimiento hacia su persona... ¿De verdad estaba tan enamorado de un tonto como él? Me siento como metal, sabiendo que él es una especie de imán que por más que me quiera zafar de su atracción, se me es imposible.
No pensé, y en el momento menos esperado mi puño chocó contra la fría piel de su mejilla, y todo el veneno que tenía acumulado en mi garganta desde hacía minutos se liberó de alguna forma.
Sin darle tiempo a reaccionar lo tome de la corbata de su uniforme de forma violenta y lo acerqué a mi rostro, observando como la sangre empezaba a caer de su nariz, mientras mis labios temblaban y la arrechera¹ era incontrolable.
── ¿¡CREES QUE MIS SENTIMIENTOS SON UN CHISTE MATEO!? ¿¡POR QUÉ NO MEJOR VAS A METERLE EL HUEVO A JOSÉ Y ME DEJAS DE UNA VEZ EN PAZ SI TANTO ME QUIERES VER CON LUCAS!? ¡MALDITA SEA!
Sólo sentí que mis ojos se agüaron aún mas de lo que ya estaban, lo miré y sólo noté que una mueca se hizo presente en su rostro, limpio la sangre que chorreaba y me miro nuevamente con esos lindos ojos... Esos ojos que tanto amaba pero reflejaban el egoísmo y narcisismo más claro posible.
Yo abrí los míos, sorprendido y confundido. Sentí su calidez como si fuera la primera vez que me abrazaba, pero... ¿Por qué mierda lo hizo? dudas recorrían mi mente y no me dejaban de atormentar en esas fracciones de segundo.
Sus brazos acariciaron levemente mi cintura y se sellaron para rodearla, sentí el aroma de su perfume y su respiración en mi nuca. Apretó un poco más el agarre y suspiró.
── Te amo, Ángel. ── dijo, con el característico cantaturreo en su hablar.
Nuevamente un nudo se formó en mi garganta, no supe como procesar aquello que siempre había querido oír, no sabía como reaccionar ni qué hacer. ¿Acaso lo dijo para distraerme de mi dolor? ¿O para olvidar lo que dijo antes? Estaba confundido, perdido en un enorme dilema.
Pero antes de seguir pensando sentí como acaricio las hebras café de mi cabello dulcemente y me miró con una sonrisa.
── Perdoná si te hice sentir mal, pero ya fue ── Unió sus suaves y dulces labios con los míos durante unos segundos, en una conexión que parecía querer transmitir amor y confianza... Ya no sabía que pensar ── Vos sos mejor que José, muchísimo mejor.
Enseguida se levantó del suelo y se sacudió el uniforme, ya que se le había ensuciado, y antes de irse de agachó para mirarme unos segundos, tomó mi muñeca y la apartó de mi rostro para verme mejor, yo tenía una expresión muy perdida.
── Sabiendo eso, recordá que yo soy mejor que Lucas, muchísimo mejor.
Seguido de eso se dio la vuelta y me dejó allí, confundido y con la realidad alterada, pensando en que pensar, no tenía coherencia con nada y sentía mi corazón arder, pero no de la buena manera.
No me levanté del suelo, no quería hacerlo, sin embargo, una voz familiar me obligó a voltear, sonreí de forma inconciente al ver como Lucas salía detrás de un pasillo con una expresión tonta.
── ¿Mejor que yo? ¿Qué se cree ese care'raja? ── comentó con gracia mientras se dirigía hacia mí.
── ¿Qué coño hacías ahí? ── le pregunté con el mismo nivel de gracia mientras tome su mano y me levanté del suelo.
── Bueno, pude escabullirme por ese lado del piso para ver que te hacía, aunque llegue hace como treinta segundos, no vi mucho, pero... ¿Tai' bien weon? ── preguntó con notorio interés, yo sólo sonreí levemente.
── Seh, todo fino ── contesté despreocupado ── ¿Qué tal si volvemos al salón?
Me miro con una expresión convencida, me dio unas palmaditas en la cabeza y me dio la espalda, no son antes decirme que fuera con él de vuelta al salón.
Yo lo seguí.
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Mis pisadas parecían ser lo unico que se escuchaba en la soledad de ese pasillo. Me sentía regular, aunque con un fuerte sentimiento de rabia pero a la vez de tranquilidad, aunque yo no demostraba las cosas tan fácilmente; no soy idiota, no soy descuidado, no soy Ángel.
Mis manos estaban escondidas en los bolsillos de mi pantalón, caminaba despreocupado sin intención alguna de ir de nuevo a esa absurda aula de clases, si no de deambular por los pasillos del colegio como método de distraer a mi mente de lo que había ocurrido, así que al llegar al campus me detuve cerca de la cancha de fútbol, me apoye en una pared y encendí un cigarrillo, cerré mis ojos e intente pensar.
Creo que soy egoísta, pero eso se siente bien. Después de todo, el ser humano es así por naturaleza, le gusta herir a otros y sentirse bien con eso, sentirse como el rey que poco a poco corrompe a los suyos, el diablo quizá.
Ángel me ama, de eso no tengo duda. Si no fuera así, me habría dejado desde el primer instante en que le hice mal. Si él fuera igual de listo que yo, podría haberme atado a él también, o al menos hubiera encontrado la forma de manejarme y tal vez así, pudiéramos haber sido algo sano...
Aunque tampoco es como si yo lo quisiera en verdad.
❝ ── ¿Entonces estás enamorado de mi? ── se apoyó en la pared y dejó caer su pelota al suelo, centrando su vista en mí. Yo sólo lo acorrale y me acerqué a su rostro.
── Así es.
── ¿Tú? ¿Mateo Hernández? ── Aquel niño bonito se hecho a reír como si fuera una broma, lágrimas salieron de sus ojos, parecía que reía para no llorar, quizá pensaba que era mentira.
── Ya, ¿quién te dijo para que hicieras esto?
── ¿Por qué lo dices? ── pregunté, y pensé para mí ¿Realmente este chico tenía la autoestima tan baja como para decir algo así?
── Eso es mentira que tú, siendo él chamo que eres vas a fijarte en alguien como yo ── Ángel sonrió, probablemente para ocultar algo más. Bajo su mirada y recogió su pelota del suelo, para disimular ── Además... Tú ya tienes novio. ❞
── ¿Mateo? ¡Oe!
Una voz molesta me jaló de nuevo hacia la realidad, y al ver de quien se trataba, sólo suspiré para tapar la notoria molestia que él me provocaba.
── ¿A dónde diablos fuiste? ¡Te estuve buscando como loco durante media hora! ── Su rostro denotaba preocupación, sin embargo, le resté importancia. José a veces pues ahogarme con su presencia.
