valeria debia huir lo mas pronto posible y tratar de pasar desapercibida, decidió hospedarse unos cuantos dias en una humilde casa a las afueras de la ciudad de una de conocida viuda, la cuál vivia junto con su adorable pero rebelde adolecente.
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Pasaron los días, todo transcurria normal, yo vigilaba a la niña pero mantenia mi distancia, me limitaba a mirar sólo de lejos mientras finjia leer el periódico o verla desde mi ventana mientras escribia en mi diario cada pensamiento que se me venia a la mente cuándo la veía, cada emoción que sentia cuando sonreía, jugaba, veia, con cada acción que realizaba, mi corazón se derretia de la ternura, sentia punzadas en las cuerdas más sensibles y secretas de mi cuerpo, pero porqué sentia esto?. A pesar de de la distancia que mantenía con aquella niña no podia evitar sentir algo, algo tan bello como un atardecer, tan bello como las estrellas al anochecer, algo tan bello, como aquello que llamaban amor.
Me encontraba en mi habitación, eran las 2 o quizas 3 de la tarde, estaba arreglando algunas cosas del trabajo, ya saben. Diego me habia informado que las cosas iban mejorando pero con lentitud, yo ya no podia esperar la hora de irme de aquella casa, el motivo?, La vieja, isabel, esa mujer,se habia vuelto muy empalagosa, ella y yo no teniamos una relación formal, sólo eran besos y caricias de vez en cuando, pero lo hacia para quedarme el tiempo que necesite en aquella casa.
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-__!- grito la mujer desde las escaleras dirigiéndose al cuarto de la niña.
La niña azotó contra la cama el libro que estaba leyendo acostada boca abajo mientras jugaba con sus piernas -ahora que?- pregunto de mala gana.
-porqué estuviste faltando a tus clases de piano?- pregunto molesta.
-no voy a ir a esas aburridas clases- respondió la niña volviendo a su libro.
La mujer le arrebató el libro -eso es todo lo que vas a decir?, son aburridas?, pues escuchame bien chamaquita, mientras estés bajo mi techo vas a hacer lo que se te ordene, yo no voy a criar una buena para nada como tu padre, que sólo se la pasaba leyendo sus estupidos libros!- tiró el libro al suelo.
La niña se paro de la cama -que te pasa vieja loca, era de mi padre!- dijo mientras agarraba el libro del suelo.
-como me llamaste?- pregunto en un tono amenazante
