valeria debia huir lo mas pronto posible y tratar de pasar desapercibida, decidió hospedarse unos cuantos dias en una humilde casa a las afueras de la ciudad de una de conocida viuda, la cuál vivia junto con su adorable pero rebelde adolecente.
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Aquella mujer era algo rara, no por el que se haya besado con mi madre, o que tenga tatuajes en el brazo, o que su mirada penetrante siempre estuviera fijada en mi,no...tal vez rara no era la palabra. Especial, era lo que sentia cuando estaba cerca de ella, esa sensación que te recorre todo el cuerpo, como si de cosquillas se tratase, era una mezcla de adrenalina y temor, como si una hermosa melodia sonara. No era un sentimiento que sentia a menudo, pero si uno que mencionaban en los cuentos, ese sentimiento que llamaban amor, no sabria decirles que es el amor con exactitud, pero en lo que a mi concierne, el amor es mucho más que estar desnudos en una cama, muchísimo más que cosas lujosas e invitaciones a cenas. Aunque no sabía si era ese sentimiento el que sentia cuando aquella mujer estaba cerca de mi.
-que te parece?- levante la mirada de mi libro para encontrar la suya, ella sólo miraba al piso.
-que te pasa?- pregunté.
-no se...no e entendido bien, pero siento, ese que habla de las cosas chiquitas como si fueran grandes- solo rei ante su comentario.
Levanto la mirada - y quien escribió eso?- pregunto con curiosidad.
-un gran poeta, Walt Whitman- sonrei -te gusto?-.
-si, me encanto- nos quedamos mirandonos por unos segundos y volvi a sentir esa corriente por mi cuerpo.
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La ecena era simplemente hermosa, sus grandes ojos marrones, algunos mechones de pelo el su cara, sus labios color carmin claro.
Derepente la niña se Levanto de golpe y salió corriendo del jardin, seguido de eso se escuchó un portazo, por que se fue con esa prisa?, no voy a mentir, era algo rara, pero encantadora.
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