valeria debia huir lo mas pronto posible y tratar de pasar desapercibida, decidió hospedarse unos cuantos dias en una humilde casa a las afueras de la ciudad de una de conocida viuda, la cuál vivia junto con su adorable pero rebelde adolecente.
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Las horas pasaban, cayo la tarde y despues la noche, Diego me informó que aquella mujer vendria a las 12, así aque tenia tiempo para poder ir a ver a __.
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Saque las llaves para abrir la habitación de la habitación de __, supuse que estaria recostada en su cama, leyendo un libro como de costumbre, pero no, momentos despues escuche un jadeo de frustración proveniente del baño de aquella habitación. Ella estaba ahi.
-__, que haces?- sonreí mientras me acercaba a ella.
Me miro haciendo un puchero -me ayudas?-.
Asenti, agarró sus cosas y estiró sus brazos para que la llevará.
La cargue y la deje al borde de la cama, me arrodille ante ella y agarré con delicadeza unos de sus pies de huesos finos y dedos largos.
Para algunos seria una ecena hermosa; una madre ayudando a su hija, pero para mi era mas que eso, ver a mi __, vestida con un camizon color rosa pastel, mientras ella me veia de manera adorable, sin decir ni una palabra, hermosa como siempre.
-ya lo pensaste?- preguntó.
-que cosa?-.
-lo de la secu Valeria-.
-ah...si, estas segura de que quieres ir?- ella asintió con rapidez, -bueno, entonces puedes ir, pero te tienes que portar bien __-.
-si, me voy a portar muy bien Valeria, gracias-.
Sople un poco para que el esmalte secara.
-que quieres hacer ahora?-.
Ella Pensó -quiero que me leas algo-.
-bueno, y el libro?- señaló el armario y me dirigí a este.
Prendas juveniles, faldas, shorts, remeras cortas, ropas cotidianas que veia a __ puesta, agarré aquel libro y me acoste en la cama en la que se encontraba __.
Ella acostó su cabeza sobre mi pecho, posando una de sus piernas sobre las mias.
-"Alcé la mirada y me encontré con unos ojos de un azul grisáceo que miraban con curiosidad. Abrí la boca para contestar, pero me quedé muda intentando averiguar qué me había preguntado. Su sonrisa se hizo más amplia y un mechón rebelde le cayó sobre la frente. Un rizo que apartó con un soplido.
