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—Marinette, le has dado un beso a Kitty Noir — habló mi kwami.

—Lo sé Tikki— hablé mientras me tapaba el rostro.

—Mejor vamos a dormir, mañana tenemos clases— habló tikki.

Yo asentí y me fui a acostar, esperaba que mañana sea un buen día.

Marinette, no pienses que podrás escapar de mí —

—¿Que quieres decir con eso? Ya no tienes control de mí—

—Lo tengo Marinette, en todos los mundos y líneas dimensionales serás mía y solo mía— habló un Adrien mayor.

Sentí miedo.

—¡Marinette! Es hora de ir a clases— gritó mi mamá.

Me desperté de golpe, sentí como mi respiración estaba agitada.

—¡Ya voy!— avisé para así alistarme.

Salí de mi cuarto y me fui a desayunar con mis padres.

—Está todo bien cariño— preguntó mi madre.

—Sí, solo tuve una pesadilla— Sí, todo fue un mal sueño.

Mis padres asintieron.

Terminé de comer y me fui corriendo al colegio, que bueno que estaba a la vuelta de la panadería.

Llegué y alguien me saludó primero.

—Hoy has llegado de nuevo tenprano, Panadera — habló oa rubia.

—Hola Chloe— la saludé.

Ella solo volteó la mirada como en forma de ignorarme.

Yo hice lo mismo pero con Adrien.

Esta vez no iba a cometer el mismo error.

En el transcurso de día fue algo aburrido.

Ya estábamos casi terminando las clases cuándo escuché un timbre.

—¡Alerta akuma! Todos deben esconderse lo más rapido posible— habló la profesora Bustier.

Todos corrieron a esconderse.

Yo corrí a los baños para transformarme.

Chloe se fue a los casilleros para hacer lo mismo.

Tikki motas.
Plagg las garras.

Los dos llegaron donde estaba el akuma.

—Hola, mi lady — habló Kitty Noir.

—Hola gatita— hablé.

—Parece que tenemos problemas muy serios no crees— habló Kitty Noir mientras miraba al akumatizado.

Yo murmuré un "Si".

—Oye tú... está ser sin nombre, no debes hacer esas cosas— habló la gatita.

—Soy Lady Frozen, tú Kitty Noir y Ladybug me darán los prodigios— habló ella mientras congelaba todo a su paso.

—Gatita... ¿Y si hacemos un muñeco?— hablé mientras la miraba.

—A mí me gustan muchos los muñecos de nieve, mi Lady— habló ella.

Estábamos peleando con ella, cosa que era algo fácil y a la vez difícil. Ya que cuando me le acerqué esa misma me dió un golpe en la cabeza con el hielo, dolió pero no era momento de quejarse.

Resurrección (CHLOENETTE) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora