capitulo 3

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Habían pasado ya cinco horas desde que Roier había ingresado nuevamente al mundo de los humanos y ya la noche había caído por lo que Spreen se encontraba cenando lo que el demonio le había hecho.

-¿Me estás diciendo que me cocinaste esto porque apreciabas a mí abuela? -Murmuró Spreen con el ceño levemente fruncido a lo que Roier solamente asintió.

- Bien entonces... Estoy satis...-No terminó de hablar cuando el demonio le tapó la boca, sus ojos se veían suplicante.

-No lo digas por favor, déjame disfrutar y vivir como Humano, puedo empezar a trabajar y pagarte un alquiler aquí en tu hogar pero no quiero volver allí abajo.

Spreen no sabe si fue por los ojos suplicantes del menor o su tono de voz pero solamente agarró la pequeña mano del más pequeño y, luego de darle un muy leve apretón a esta, le sonrió.

-Está bien, no lo diré pero no es necesario que alquiles una habitación aquí, puedes trabajar y eso pero no es necesario, puedes hospedarte aquí. - Spreen sonrió mientras miraba al chico en frente suyo.

- Debe ser difícil para un demonio tener una vida de humano. Murmuró, no muy convencido de sus propias palabras.-

-Fui humano. -Murmuró el pálido con su ceño levemente fruncido. Spreen lo miró curioso y asintió, animandole a hablar.

- Hace ocho años en mí Cumpleaños número 15 tenía una cita con mi novio. -Empezó Roier, sus ojos se mostraban nostálgicos y tristes, aunque el demonio no pudiera sentir eso realmente.

- Mi madre era homofoba y al enterarse ese día que yo tenía novio me echó de casa, le hice caso y preparé mis maletas para dirigirme a la casa de mí novio, cuando estaba yendo sentí como era agarrado por detrás y... Senti muchas cosas, sentí como abusaban de mi, sentí como me apuñalaba, cuando creí que ya no sentiría nunca más, Cellbit, el demonio de la lujuria, se presentó ante mi diciéndome que le recordaba a alguien y me ofreció entrar a su reino, acepté sin dudarlo, me beso y fue cuando mi pelo pasó de ser castaño a ser blanco, mí morocha piel se hizo pálida y dos alas hicieron aparición en mí espalda.

- Roier ahora tenía una expresión triste, tsk, como si realmente pudiera sentir eso.- Lo único que me gustaría sería decirle "Te amo" a Spre... a mí ex novio una vez más.

-¿Por qué no lo buscas? -Preguntó curioso Spreen mientras veía al pálido. -Es decir, si quieres decirle que lo amas por última vez deberías buscarlo y decirlo.

-No creo que me recuerde. El peliblanco sonrió mientras se levantaba de la silla donde se encontraba.- Hasta que yo pueda encontrar un empleo... ¿Podrías prestarme algo de tu ropa? Prometo que no será por mucho tiempo.

-Podemos ir a comprarte ropa. -Murmuró el más alto Mientras se encogía de hombros.-Gastamos de mí dinero y luego me devuelves.

Roier  lo pensó durante unos segundos para luego asentir, sentándose nuevamente en su lugar. Ambos se sumieron en un silencio algo incómodo que Spreen rompió tras unos minutos.

-¿Cómo es la vida de un demonio? Es decir... ¿Donde viven? ¿Cómo la pasan alli abajo? -Preguntó Spreen mientras miraba al pálido.-

-Es... Divertida a su manera. Con respecto a un demonio en sí, no podemos sentir dolor, nuestro corazón no late, no tenemos sangre, no sentimos felicidad, tristeza, no sentimos nada, aunque una vez la señora Doblas me dijo que nuestros ojos mostraban todo lo que no podíamos sentir, pienso que eso es cierto.

Empezó Roier mientras pensaba.- Dependiendo de cada demonio vivimos en un reino diferente, demonios de mí tipo vivimos bajo el reino del demonio de la lujuria, es como nuestro padre y es alguien muy agradable. Vivimos en un "valle" donde está ubicado el castillo de Cellbit, cada demonio tiene un compañero de habitación y si más demonios llegan más habitaciones se construyen. Todos somos como hermanos al estar bajo el mando del mismo demonio, estamos destinados a no reencarnar jamás y poder volver al mundo humano únicamente cuando somos llamados. Cada que un demonio nuevo llega, aproximadamente cien cuadros son pintados únicamente por ese demonio y son entregados a personas al azar, también mientras un demonio esté bajo el mando de un humano no puede ser invocado nuevamente.

Roier trató de resumir lo mejor posible sobre su vida de demonio pero la cara de confusión del contrario le hacía pensar que no había entendido nada, haciéndole bufar y virar los ojos.

-Es demasiado información en poco tiempo. Se escuchó de parte de Spreen tras unos segundos.
-¿Entonces no pueden sentir dolor y tampoco sangran?

Fue la primera pregunta de Spreen y Roier asintió, agarró el cuchillo que el contrario había usado para su comida y lo pasó por su piel, abriendo una herida y en donde debería estar saliendo bastante sangre no había absolutamente nada. Spreen sabía que si él hubiera hecho eso definitivamente ahora estaría corriendo al hospital mientras gritaba que se iba a morir como el buen hombre que era.

-Oh, tal vez estos otros cuadros que tengo sean de demonios también. - Murmuró Spreen Mientras se levantaba y caminaba a su habitación, sacó una caja de debajo de su cama y volvió a la sala con una pequeña sonrisa.

- Estos son todos los cuadros que me dió mí abuela, ¿Algunos de ellos son de demonios también?

-¡Este es de Aldo! -Murmuró emocionado el más pálido Mientras veía el cuadro que tenía en frente.

- Hey, préstame de tu semen quiero a mi amigo aquí. -Bromeó Roier haciendo que Spreen se pusiera rojo de la vergüenza que le provocaba eso.

-él es Quackity, mi mejor amigo. -Murmuró acariciando el cuadro con una pequeña pena .- Lo llamaron al mundo humano hace dos años y desde entonces no lo veo, lo extraño. -Continuó viendo los distintos cuadros hasta que encontró uno que era el más grande.

- ¡Él es padre! Digo Cellbit, él es el demonio de la lujuria. Eso son todos los demonios que conozco de mí tipo, aquí también está Ari, de la avaricia, ugh no la llames jamás, es insoportable.

Spreen  miraba con una sonrisa el como Roier hablaba, pues sus ojos parecían brillar, entonces supo que lo que su difunta abuela había dicho una vez era cierto, todo lo que ellos no podían sentir se reflejaban en sus ojos....

𝑺𝑬𝑿.𝑫𝑬𝑴𝑶𝑵 -// 𝑺𝒑𝒓𝒐𝒊𝒆𝒓 /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora