II

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   Un año atrás.

   Me había instalado en el campus luego de 4 horas de viaje, era domingo y tenía todo el día para acomodarme en la habitación y organizar mis cosas personales para comenzar con los estudios al día siguiente. Se suponía que la compartiría con dos estudiantes más pero todavía no se habían hecho presentes. Me dispuse a ordenar y cuando mis objetos personales ya estaban acomodados se habían hecho las seis de la tarde.

   Tenía hambre, por lo que muy a mi pesar fui al comedor que estaba en otro edificio. Era un campus bastante grande.

   Tomé las escaleras en vez del ascensor, siempre que podía elegir entre "hacer ejercicio" (lo digo entre comillas porque técnicamente no es ejercicio, pero ya sabéis a lo que me refiero) y no hacerlo, optaba por hacerlo.

   El lugar no estaba tan lleno, así que aproveche para comer algo, que por cierto, no me gustaba que me vieran comer y eso es un problema del que hablaremos luego. 

   Me acerqué hacia donde estaba servida la comida de la tarde. Escogí dos galletas de agua y un vaso de telgopor de té rojo y subí con cuidado de vuelta a la habitación. Para mi sorpresa ya había alguien dentro.

   –Hola–. Cerré la puerta detrás mío con ayuda de mi pie porque tenía las manos ocupadas. La chica aparentaba no prestarme ni un poco de atención.

   –Buenas tardes–. Me contestó cortesmente pero aun así sin desconcentrarse en el hacer su cama.

   Deje la comida en un escritorio al lado de mi cama, la cual ya había armado.

   –Debemos ser compañeras de habitación–. Supuse.

   –Si, lo siento, es que estoy luchando contra las mantas–. Dejó la cama en paz y se giró para verme.

    A decir verdad se podría decir que nunca había tendido una cama en la vida.

   Cuando se aproximó hacia mi, estaba apunto de saludarla con dos besos en la mejilla, pero me quede en el aire, no entendía. Baje la mirada y me estaba dando su mano. Vale, cada uno tiene sus costumbres.

   –Lo lamento–. Se disculpo haciendo una mueca y nos dimos las manos.

   –No pasa nada–. Sonreí.– Me llamo Melisa.

   –Ariana–. Hubo un silencio, estaba a punto de hablar pero fue más rápida que yo.–Tengo hambre, ¿Y esa comida? ¿De dónde la has sacado? –Preguntó haciendo referencia a lo que había traído.

   –Ah, lo traje de abajo. Pero quédate lo mío, de todas formas no tenía tanta hambre–. Joder, pensé que no iba a haber nadie, por eso la había traído.

   Vale, veo que notáis el problema que tengo con la comida, es algo difícil de lo que hablaremos un poquito más adelante como ya os dije.

   –Vale, gracias–. Dijo y lo comenzó a consumir–.Tomó un sorbo.– ¡Qué puto asco! ¿Lo tomas sin azúcar?

   –Sí. Lo siento–. Reí por lo bajo.

   Me senté en mi cama.

    –Debería haber alguien más aquí, ¿no?–. Miré la cama que sobraba al frente de la mía.

   –Supongo, pero a no ser que llegue más tarde que yo, que no creo que pase, porque ya es bastante tarde tendremos la habitación para nosotras dos.

   –Pues estaría guay.

   Agarré mi móvil que lo había dejado descansando en la cama. Revisé mis redes sociales, me comuniqué por mensaje con mis padres diciéndoles que estaba todo bien, vamos, manteniendoles al tanto, y ya no tenía nada más que hacer con él, por lo que lo devolví a su lugar.

Love & Bones. (Olliegamerz) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora