—Hola, Dan.
No lo puedo evitar.
Quizás sea asqueroso después de todo pero mi mueca es la demostración de él porque detesto el contacto físico. Mis padres y yo, a duras penas, demostramos nuestro afecto así y la verdad es una lista muy corta de personas que permito ello. Ahora imaginen ser abrazado por sorpresa, por una de las personas que está en el top cinco de las menos favoritas en el mundo.
Ahora, imaginen ese sentimiento en mi.
—Carol, suéltame.
Ella me pone mala cara cuando escucha el tono con el que le hablo y cruza los brazos.
—No te pongas así. ¿Cómo estás?
—Es lunes.
Y a tu lado, pienso, pero ni me atrevo a hacer una escena.
El fin de semana pasó tan rápido como se pudo y, a base de procrastinación, la presión de ayer para saber si era una buena idea, este lunes podría convertirse en un horrible inicio de semana. Sin contar la presencia de mi sospecha personificada a mi lado, la cual logra sacarme un escalofrío cuando me abrazó.
Decidiendo pasar por alto ese sentimiento, ignoro a la chica que no disimula sus intenciones de chismosa. Y tal vez esté paranoico, pero el historial de ella conmigo no es muy agradable. No pienso fiarme.
Entro al salón de clases y decido sentarme, con unas enormes ganas de poner la cabeza en la mesa. Solo que no sucede por el miedo de quedarme dormido y por unos chicos que se paran alrededor mío. Mi duda es evidente ya que solo están cuando me piden la tarea o cuando yo los llamo para ayudarles con algunos resúmenes.
—Traes a Carol loca.
Y ahí se me va todo el sueño.
Por intuición veo a la chica que charla con su grupo con bastante ánimo. Se percata de mi atención y me guiña un ojo dejándome perplejo. ¿Por qué se comporta de una manera tan inquietante? ¿Y por qué me da la sensación de que estoy en una casa endemoniada?
Momento, ¿será que si está poseída por el mal?
—¿Tú crees? —pregunto sin mucha importancia al grupo.
—¿Están saliendo?
Si eso no venía con intenciones de molestarme, con mucha lastima falló. Tal vez se trate de una mala broma, o de el hecho que en primer año me hayan emparejado con ella en un proyecto y nos vean como los novios separados. Y por alguna razón quiero creer en la primera opción.
—¿Por qué la pregunta?
—Uy, no me digas que te gusta —insinúa uno de ellos.
—Es bonita, par de cavernícolas.
Si lo es, pero no te mostró el otro lado.
Aunque lo que me sorprende es que venga ese halago de Bruno, alguien que sí es cercano a Carol pero también a Ximena. Hasta dónde sé, ellos fueron unidos pero luego sucedió esa pelea y el chico todavía se debate en la amistad que tiene con ambas. O eso es lo que creía cuando escuché esa insinuación o me están pegando lo pendejo.
Él nota mi sospecha y frunce el ceño.
—¿Estás celoso o qué?
—Curtis.
Antes de responder ante tal maleficio hacía mí y sin darme la oportunidad de meditar esas palabras, la profesora llega y todos se ubican en sus puestos. Simón se levanta de su asiento con una lista y me ve con una sonrisa.
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Los últimos dos vasos (En proceso)
Humor"Perfección en persona, un chico con una cajita de chicles y unos vasos que tomaron al llegar tarde a una fiesta. ¿Quién diría que así uno se arma un buen chisme?" ********* Daniel Curtis es el chico al que le exigen perfección. Simón Rivera es el c...