Cap 3: El juicio.

40 2 0
                                    

A la mañana siguiente, Hana y su padre por fin estaban enfrente de su nueva casa de alquiler. Se miraron impacientes y abrieron la puerta. La casa era de dos plantas, muy amplia, las pertenencias que lograron salvarse del incendio ya estaban colocadas en sus respectivos sitios, menos las de las habitaciones, que se apilaban en cajas en el salón.

Padre: Hana, sube primero con tus cosas y escoge la habitación que más te guste. Yo exploraré un poco la planta de abajo.

Hana: yo tambien quiero explorar.

Padre: Vale, haya tú, pero no te quejes si te robo antes el mejor cuarto despues. [Guiñarle un ojo]

Hana: vaaale... Vaaale.... Subiré primero.

Subió las escaleras y después de ver los 2 primeros cuartos, se quedó con el tercero. Uno muy espacioso con un balcón pequeño que daba a la calle.

Hana: ¡Aquí está bien! [Soltar sus cajas] bueno, es hora de que desempaque y coloque lo que me de tiempo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hana: ¡Aquí está bien! [Soltar sus cajas] bueno, es hora de que desempaque y coloque lo que me de tiempo.

Después de colocar todas las cosas, le quedaba por último la ropa. En su nuevo armario marrón claro, colocaba las prendas de una en una o en montones. Le cundía el trabajo hasta que, de la caja, sacó el vestido y el velo negro que tendría que usar para el funeral de su madre. Se quedó mirándolo con tristeza.

Hana: oh mamá... ¿cómo llegamos así?... ¿por qué tuviste que irte? ¿qué te pasó?...

Al cabo de 1 hora, su cuarto se terminó de colocar y ella terminó de arreglarse, al igual que su padre, donde una vez en el tanatorio y el cementerio, no faltaron los llantos;

Al cabo de 1 hora, su cuarto se terminó de colocar y ella terminó de arreglarse, al igual que su padre, donde una vez en el tanatorio y el cementerio, no faltaron los llantos;

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

al pasar 3 horas, Hana y su padre estaban en su casa terminando de comer.

Padre: sé que... Es dura su muerte... Pero... Debemos seguir adelante. Intentemos que la alegría nos pueda, pongamos a mamá feliz. No le gustaría que estuviéramos sufriendo por ella, rompiendo el lazo entre tú y yo que nos queda... Pero... Si en cualquier momento crees que no aguantas, ven a verme y llora cuanto quieras o dime tus problemas.

Hana: [Asentir] de acuerdo... Eso haré, gracias...

De repente, llamaron a la puerta, y cuando ella abrió se encontró con el agente Keita.

El pacto de KaitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora