Han pasado horas, y yo sigo sin encontrar a los muñecos.
Mi estomágo ruge, lo que significa que muero de hambre, he estado tan consentrada que olvide que no he comido en... bueno después de esas papitas en el restaurant de Dan.
Decido parar mi inútil búsqueda. Saldré en busca de comida. Camino hasta mi habitación para tomar un ya necesario baño y cambiarme de ropa. Antes de salir tomo mis llaves y mi bolso. Iré caminando a cualquier parte en donde haya comida cerca, estoy muy segura que hay un carrito que vende hot dogs a unas cuantas calles.
—Casi nos encuentra. —dice Chucky saliendo de una puerta secreta en la cocina.
—Eso no pasará, pasa tan poco tiempo aquí que no sabe donde estan nuestros escondites. —saliendo de la alacena.
—Tengo que recordarte que ella fue la que acondicionó el departamento para nosotros.
Muñequita rodea los ojos, de verdad odia cuando el rojito tiene razón.
[...]
Las horas pasaron cayendo la tarde, iluminando la ciudad con tonos morados y rosas.
—Iré yo, tu vigila.
Glen y Glenda se habían estacionado a una calle del departamento de Tn, lo que les permitió vigilar si salia de casa y para su suerte eso había sido hace horas.
—Sin ofender Glen, pero no confio en tus habilidades de allanamiento de morada.
—Solo necesito buscar algo raro según tú. Estaré bien.
—Llama si pasa algo.
Glen sale del auto y se encamina al departamento. Al llegar intenta girar la manija, pero la puerta no se abre, es evidente que esta cerrada con llave.
—Carajo.
Saca su celular del bolsillo de su abrigo y marca el número de Glenda.
—Necesito que subas, la puerta está cerrada.
—Claro que está cerrada, genio.
—Glenda, no es hora de insultar mi inteligencia, solo sube.
—Voy.
Glenda no tardo mucho en subir, al estar junto a Glen mantenía una mirada llena de sátira. Saca un par de ganchos de su bolsa con los que rápidamente abre la puerta.
Ambos entran a la casa de Tn en busca de algo extraño a su parecer.
—Llevamos unos veinte minutos aquí, no hay nada. —se queja Glenda.
—El cuarto de Tn.
—¿Qué?
—Si, no hemos revisado allí.
Al entrar a la habitación Glenda se quedó admirando al igual que Glen lo hizo la primera vez que entro.
Glenda da unos pasos dentro de la habitación y nota que está pisando algo, rápidamente lo levanta.
—¿Qué es esto? —mostrando una hoja en mano con la imagen de Chucky.
—Mierda. —susurro Glen al leer lo que decia en la página. —Disculpame, ayer me invadiste de preguntas que olvidé decirtelo. Parece que Chucky desapareció.
Antes de poder reclamarle un ruido se escucho, ambos se quedaron quietos.
—¿Qué es ese ruido? —susurro Glenda.
—¿Tn, eres tú?
—Cierra la boca, idiota. Entramos sin permiso, no sabe que ambos estamos aquí.