Capitulo 5

75 9 2
                                    

-Peeta, ¿te quedarías conmigo esta noche?-

Mis sentidos se nublan mientras siento que todos mis vellos se erizan al mirarla, tengo mi mano en el pomo de la puerta, con un pie dentro y otro fuera de su casa.

-No creo que sea buena idea, Katniss- le confieso con la verdad, después del numerito que montamos en la cocina, sería demasiado tentador.

Contemplando el suelo, ella comparte -Estoy pensando en dejar mis pastillas para dormir, no me permiten descansar- No estoy seguro si soy demasiado débil o si realmente está sufriendo de verdad.

-Voy a recoger mis cosas- He accedido, cierro la puerta de inmediato. No voy a negar que me siento asustado; no quiero llevar las cosas a un extremo y no sé si podré resistir si ella intenta seducirme.

Con mi pijama y ropa ya empacada, aún no me siento preparado. Reconozco mi intensa atracción sexual hacia ella. No estoy seguro de cuánto existía antes del secuestro, pero dudo que fuera completamente casto. Aunque todos insisten en que la amaba profundamente, estoy seguro de que no experimentaba estos impulsos cuando dormíamos juntos en el tren. No quiero hacer nada que ella no desee; soy realista y sé que es improbable que ocurra algo así, pero la idea de que me la voy a coger en una hora no deja de dar vueltas en mi cabeza. Agh.

De solo pensarlo tengo una erección, necesito ir a darme una ducha urgente. Cuando el agua me cae encima intento resistir mis impulsos pero alguna parte racional de mi cerebro se activa diciéndome: "hazte una paja, eso te calmará"

Con una mano tocándome y otra apoyada en la la pared, imagino las tetas de Katniss en mi cara, tocando mi pecho, besándome el cuerpo y me vengo en segundos, esta sensación exquisita me recorre la piel, tengo una escalofrío y siento que jamás había tenido un orgasmo tan largo e intenso como ahora, mi piel está ardiendo... Pero en seguida me entra el arrepentimiento.

Me da un ataque de culpa. Nunca me he restregado tanto el cuerpo como ahora, quiero limpiar hasta mis pensamientos, ya estaba haciéndome heridas en la piel, esta ducha se me ha hecho eterna.

Me miro al espejo y me digo a mi mismo -Eres su cuidador, su vida está en tus manos, tienes que resistir- Ahora Katniss es una chica débil por las pérdidas y los traumas y solo me tiene a mi, tengo que ser su apoyo. Tengo que pensar con la cabeza fría.

Y eso hago, al llegar a su casa ella me espera en la mesa de la cocina con unas tazas de leche caliente.

-Será una larga noche Peeta, gracias por quedarte- me dice entregándome la taza en las manos, ya estamos más calmados los dos.

-Gracias a ti, está delicioso- expresando gratitud por una simple leche de cabra a medio calentar, sin ni siquiera azúcar. Pero al provenir de ella, parece excepcional.

Todo transcurre con normalidad; Katniss está en la ducha mientras la espero en la cama, medio sentado, con la espalda apoyada en el respaldo. Me esfuerzo por mantener todo en orden, con su ropa colgada y la ventana abierta para favorecer un mejor descanso, al menos eso me resulta relajante.

No voy a mentir que estoy nervioso, pero al menos tengo dominado mi cuerpo y mis sentidos. La cama de Katniss huele deliciosa, estar acá me da nostalgia, hasta ganas de llorar.

Sale con su pijama y una toalla en el cabello. La miro con delicadeza, evitando que se sienta incómoda. Le pregunto con preocupación: -Katniss, ¿quieres que te seque el cabello? No quiero que estés enferma-

Katniss sonríe agradecida y acepta mi ofrecimiento. Me acerco con cuidado, tomo suavemente la toalla y comienzo a secarle el cabello con ternura. Durante ese momento, conversamos sobre el día y compartimos pequeñas risas, creando un ambiente cálido y cómodo en nuestra rutina nocturna.

La vida de un vencedorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora