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Lo que debía hacer era fácil.

Uno: Buscar a Cancelo.

Dos: Hablar con Cancelo.

Tres: Convencerlo de que deje de jugar.

Cuatro: No hay por que si lo convence todo llega a su fin y él estará feliz y tranquilo.

Fácil.

-¡Santa mierda, João Cancelo!

-Oh, sí Hola Félix, yo también te extrañe hoy.

Félix viro los ojos dejando su mochila en la entrada de su habitacion acercándose al mayor que descansaba-muy demasiado tranquilo- sobre su cama.

-¿Como has entrado?

Cancelo se encogió de hombros.

-Como todas las noches.-sonrió.

-Ah, oke- Espera ¿Qué? ¿Como es que-

-Shh.-lo interrumpió poniendo una mano sobre sus labios para evitar que hablará.-Necesito hablar contigo de un tema serio Félix, ¿podrías escucharme por favor?

Félix fruncido el ceño y a modo de protesta siguió hablando en balbuceos inentendibles.

-Sin interrupciones ¿okey?

Con pesar el castaño asintió lentamente y por fin su boca fue liberada, se acomodó sobre su cama dándole a entender al menor que tenía toda su atención.

-Bien.-comenzó.-Te tengo una propuesta.

-¿De q-

-Félix, sin interrupciones..

-Perdón.-se disculpó.

Cancelo sonrió y se acercó más al mayor quedando a centímetros de su rostro.

-Quiero..

-¿Quieres..?

-Tocar tu trasero.-declaró.

Y Cancelo podría jurar que nunca en su vida una bofetada le había dolido más que la que recibió por parte del castaño ese día.

nalgofilia ||ᶜᵃⁿᶜᵉˡⁱˣ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora