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A estas horas, la gente debería estar durmiendo tranquilamente. Pero Jiang Wanyin no podía. Se encontraba totalmente despierto y todo sudado. Había vuelto a suceder lo mismo. Otra ver ha tenido el mismo sueño de todos lo días. Ese mismo sueño en el que aparecen dos hombres hablando sobre algo que ni recuerda nada. Sabe que uno de esos hombre es él mismo. Pero no conoce al otro individuo. Y para empeorarlo, nunca recuerda el rostro que lleva. Y eso lo frusta demasiado. Solo quiere dormir plácidamente. No le gusta tener que despertarse todos los días a una hora en el que debería estar durmiendo para después no poder dormir de nuevo. Espera que algún día pueda recordar todo lo que sueña para después buscar alguna solución. Pero está harto de tener que estar esperando durante muchos años ese momento. Parece que el mismísimo mundo no quiere que esté tranquilo. 

Pero como todos los días, Jiang Wanyin sabe que no podrá volver a dormirse de nuevo, así que se levanta de su cama y se dirige a la cocina para beber un poco de agua para ver si al menos eso lo calme un poco. Antes de que entrara a la cocina, escuchó unas voces, eran sus padres, así que se acercó lentamente y se escondió en un sitio para que pudiera escuchar la conversación que estaban teniendo sin que lo pillaran.

- Tu mismo sabes que tenemos que hacerlo. No podemos dejar que esto siga sucediendo de esta manera. Eso ya le está afectando demasiado. Ya lo has visto la última vez. Así que mejor entra en razón. Es lo mejor para él en estos momentos. No podemos dejar que esto empeore más de lo que ya está. - replicó Yu Ziyuan. Jiang Wanyin no entendía a lo que se refería su madre. ¿Qué era lo que estaba sucediendo? 

- Lo sé, ya he visto con mis propios ojos lo mal que se encuentra. Pero sabes que esa no es la única solución que hay. Y también sabes que no le gustaría tener que hacer eso. Ya escuchaste cómo nos dijo que no quería ir al psicólogo. - esas palabras fueron suficientemente claras como para saber de lo que hablaban sus padres. Ellos ya sabían el problema que solía tener por las noches, pero aún así, no quería ayuda de una persona que ni conocía de nada. Por eso aquel día rechazó aquel remedio. 

- Fengmian, ese es el último recurso que nos queda. Ambos queremos que nuestro hijo esté en buen estado. - antes de que pudiera seguir diciendo algo, Jiang Wanyin salió de donde se encontraba escondido para luego acercarse a ese par.

- Madre, yo mismo puedo decidir lo que voy a hacer. Ese s mi problema. No el vuestro. Así que será mejor que no os metáis más en mis propios asuntos. Lo resolveré yo solo. No necesito que un psicólogo me ayude. Prefiero que no hagáis nada por mi como antes. Mejor dadle atención a Wei Wuxian. No a mi. Que no la quiero para nada. - al acabar de decir eso, se marchó dejando solo a sus padres.

Jiang Wanyin entró al baño que tenía en su habitación y se encerró dentro para luego mirarse en el espejo y mirarse reflejado en él. Se veía demacrado. Tenía unas ojeras demasiado notorias. En su rostro se podía ver lo frustrado que se sentía en ese momento. No le gustaba que alguien se metiera en sus asuntos. Y menos sus padres. No quería que lo ayudaran después de lo que le hicieron. Estaba harto de toda aquella situación. Su madre siempre lo regañaba por no poder ser mejor que Wei Wuxian con todo lo que se esforzaba. Mientras que su padre, esté ni le podía prestar ni un poco de su atención. Su atención solo se desviaba hacia Wei Wuxian. Cuando les dijo a sus padres lo que le sucedía, no hicieron nada al principio pensando que era solo una simple pesadilla de un niño. Pero todo eso cambió cuando notaron que realmente era algo grave. Lo llevaron hasta con un psicólogo experto. Pero tuvieron que dejar de llevarle allí por todas las quejas que tenía el menor.

Se lavó el rostro y volvió a su cama para al menos intentar dormir un rato. 

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- ¿Me prometes que me irás a buscar en todas nuestras próximas vidas? 

- No se porque tienes la manía de decir cosas demasiado cursis para mi. Y respondiendo a tu pregunta... solo te buscaré si tú también lo haces.

Nuestra Flor de LotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora