Capítulo 2: ¿Quién era ese hombre?

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Al darme la vuelta vi a un hombre alto, delgado, tenía una cara bastante amigable, también llevaba un traje de color verde y en la cabeza llevaba un sombrero, sinceramente era un hombre que no parecía de esa época. Entonces aquel hombre me dijo:

-A veces las personas pueden ser malas, pero no todas son así. Cuando tu maestra u otra persona que te haga daño te dice algo que te hiere puedes acudir a mí.

Yo estaba bastante sorprendido que aquel hombre supiera lo que me pasaba, así que le pregunté:

-¿Cómo sabias lo que me pasaba?

-Un buen mago nunca revela sus trucos ¿verdad? – Dijo aquel hombre.

-¿Eres mago?

-Más o menos

-¿y cómo te llamas?

-Me llamo Robin, y a partir de ahora seré tu ayudante

-¿Cómo que mi ayudante?

-Si, cada vez que estés mal yo te ayudaré

-Me parece bien, por cierto, mi nombre es...- Dije, hasta que Robin me cortó y dijo:

-Toni.

-¿Cómo lo sabes?

- Yo lo sé todo

-Bueno Robin, ya es hora de que me vaya a casa

-Claro, adiós Toni

Entonces, me fui a casa andando bastante feliz, y si digo la verdad, fue la primera vez en mi vida que alguien me hizo feliz, así que toda esa pena que tenía pasó a un segundo plano.

Al día siguiente volví al colegio, pero está vez pensé en ir por donde estaba el puente para ver si volvía a ver a Robin. Pero cuando pasé por allí no había nadie, así que seguí mi camino al colegio. Una vez allí me senté en mi silla, y todas las caras me miraban en forma de burla, ya se había normalizado que se me podía insultar. Cuando miré hacia delante estaba la pizarra llena de dibujos ridiculizándome, cuando llegó la maestra miró hacia la pizarra y comenzó a reírse como toda la clase. En ese momento sentí una falta de empatía hacia mí, necesitaba que alguien me ayudara, pero sabía que estaba solo ante todos.

Cuando terminó la clase me fui triste sabiendo que mañana seguirá siendo igual. Por el camino cerca del puente comencé a escuchar un silbido que hacía una melodía, entonces miré hacia atrás y por suerte estaba Robin.

Con su sonrisa contagiosa sin decirme nada me tapó los ojos y al quitadme la mano aparecimos en una oscuridad absoluta. Con curiosidad le pregunté:

-¿Qué es esto?

-Aquí es donde viven unos seres que manipulan a las personas para que hagan cosas malas.

-¿Cómo qué?

-Por ejemplo, crear toda la maldad que conocemos, desde lo más simple hasta lo más grave que conozcas. Si estos seres no existieran no habría nada malo en este mundo, y viviríamos en un reino de paz.

-¿Y por qué lo hacen? ¿Cuáles son sus propósitos?

-Antes de que se creara el mundo estos seres vagaban por la nada, pues antes no eran así, hasta que se creó la Tierra, y después de muchos años de evolución empezaron a aparecer los primeros humanos, y estos seres al verlos por primera vez se quedaron asombrados, pero había algo curioso, y es que los primeros humanos no eran capaces de tener sentimientos como los que conocemos hoy en día, y decidieron crear el amor, la alegría, la emoción... Pero un día un gran grupo de estos seres se aburrieron ya que si todos eran felices significaba que no pasaban cosas de gran relevancia, y eso empezó aburrir. Así que en secreto crearon la maldad, el odio, el miedo,... Y cuando los demás se enteraron tuvieron una gran discusión y por venganza este bando se dedicó desde ese día a propagar estos malvados sentimientos, somos pocos los del bando de los sentimientos buenos que intentamos parar esta propagación, pero cada vez es más difícil.

-¿Entonces tú eres un ser como ellos?

-Si, pero cada vez admito más mi derrota, somos cada vez más los que caemos.

-¿Os están matando los del otro bando?

-No, nadie puede matadnos, sólo somos nosotros mismos los que decidimos seguir viviendo o no.

-¿Y por qué querríais morir?

-Cuando ves lo que hacen a los humanos que nosotros mismo adoptamos para quererlos y protegerlos, cada vez nos sentimos con menos fuerza y vemos que ya no servimos para nada.

-¿Y Dios?

-Dios os abandonó y nos culpó de que destrozáramos su obra.

-Espera, ¿Tú también morirás?

-Los pocos que quedamos decidimos intentad enseñar a unas pocas personas a no dejarse manipular por ellos y poder exprimir al máximo todos los buenos sentimientos que os hicimos. Pero una vez ya hecho deberíamos morir, para que así vosotros os convirtáis en los héroes que nosotros no hemos podido ser, y cuando vean que ya no pueden manipular más entonces acabarán muriendo ellos también.

-No, pero tú no puedes morir, eres magnífico, sin ti ahora estaría muerto.

-Hagamos un trato, yo estaré contigo un tiempo, y te convertiré en un héroe lo suficiente capaz como para ganarle a estos seres horribles, pero cuando ya lo seas yo me marcharé a mi descaso eterno ¿trato?

-Trato- Dije mientras suspiré y miré hacia al suelo.

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