Capítulo 7: Mismo puente, diferente persona.

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Después de haber llorado durante una hora, Stella y yo nos dormimos, pero a mitad de la madrugada mi cabeza empezó a dar vueltas, me hizo recordar todo lo que había vivido. Aquellos seres que siempre intenté evitar ahora me estaban gritando al oído que acepte la derrota de que no puedo competir con ellos.

Entonces comencé a sentir una gran impotencia y salí corriendo al coche y me fui al puente donde comenzó todo. Una vez allí me puse de pie encima del puente y de repente un hombre con un traje verde apareció detrás y me dijo:

-No perdemos las viejas costumbres.

Entonces me di la vuelta y era Robin, y sin comprender como había vuelto le pregunté:

-Pensé que habías muerto.

-Solo fue un hasta luego pintado de hasta siempre, recuerda que existe la magia. Pensé que te enseñé a dibujar una sonrisa cuando estabas mal.

-¡No puedo negar que estoy mal, no puedo sonreír cuando lo único que quiero es llorar, estoy cansado de fingir que debo de dar lo mejor de mi!

Entonces Robin comenzó a aplaudir y me dijo:

-Era lo que quería que descubrieras, llorar también es de héroes, saber aceptar lo errores también es de héroes, caerse y levantarse implica no volver a caerse en el mismo lugar.

-¿Entonces esos seres no son malvados?

-No existen ningún ser, todo juega en tu cabeza, eres tú quien elige como comportarse en cada momento, cada uno necesitamos ser héroes de nuestra propia historia. Juzga con cabeza, ama a quién creas que merece ser amado. Llorar no es perder la batalla, es dejarse llevar por las emociones, todos los actos tienen sus consecuencias, aprende de ellos, y cuando tengas un problema piensa con cabeza.

-¿Y si no existe ningún ser, entonces quién eres tú?

-Yo soy tú disfrazado de valentía, pues tu nombre era Robin, y decidieron cambiártelo cuando eras pequeño, para que de esa forma no supieras nada de tu pasado. Aceptar los problemas y enfrentarte a ellos es sinónimo de héroe. Eso fue lo que te he enseñado todos estos años.

Entonces miré hacia el reflejo del agua y pude ver a mi yo de 10 años con un traje verde, pues el color verde del traje para mí siempre representó la valentía. Entonces ahí comprendí que soy Robin, y que los verdaderos héroes son los que se enfrentan a los problemas de cara y que llorar también es bueno.

Me quedé toda la noche mirando las estrellas, cuando amaneció, detrás de mi apareció Aurora y me dijo:

-¿Un café?

-Que sea sin azúcar.

  Esta columna ha sido escrita por:

Robin González y Aurora Jiménez. 

La magia de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora