El ser que fue cobijado por el rey

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NARRADOR

La servidumbre del castillo quedó atónita por lo que vio, no podían salir de la impresión y es que aquello era algo inusual, imposible en todo el sentido de la palabra.

--Por Satán... --murmuraban los empleados del lugar mientras Katsuki no dejaba de cargar aquel pequeño bulto entre sus brazos.

Parecía algo preciado, algo importante para él y es que se aferraba con tanta fuerza como si de un tesoro valioso se tratase.

--Reginald, ¿que será eso que el amo está cargando? --pregunto uno de los diablillos al mayordomo personales del amo.

--No lo se, pero lo más prudente es mantenerse al margen, respetando y acatando todas las órdenes que su majestad nos imponga al final de cuentas ese es nuestro trabajo y estamos aquí para servirle --finalizo el mayordomo mostrando sus respetos hacia el rubio que pasaba por allí.

Los cuchicheos no sesaron entre los empleados pero Lucifer los ignoró, haciendo caso omiso a sus las miradas expectantes, era algo que no le importaba, nunca le afectaron las críticas de los demás, sabía claramente que con una sola orden o el chasquido de sus dedos automáticamente  se aplacarian para obedecer sus órdenes.

--¡Preparen de inmediato la habitación que está a mi lado! --exclamo el rubio con autoridad.

--¡Si, su majestad! --corearon en sincronía mientras hacían una leve reverencia.

Las sirvientes se pusieron a la orden y sin protestar al pedimento de su rey prepararon la habitación lo más rápido posible.

--Reginald

--Si, su magestad

--Preparen un baño para mi invitado.

--Entiendo mi señor --contesto el beta con mucha formalidad.

--Quiero que los diablillos que lo bañen sean sumamente cuidadosos al momento de tocarlo, está herido y no quiero que lo lastimen más de lo que ya está.

--No se preocupe su majestad yo me haré recargo de dejarles bien en claro cada una de sus peticiones --expreso Reginald con mucho respeto.

--Aaa, otra cosa, dile a las mucamas que lo vistan con las mejores prendas del palacio, quiero que esté cómodo en su estadía aquí.

--Entiendo, ¿alguna otra que su magestad desee ordenar?

--Si, quiero que le asignes a los mejores sirvientes del castillo para que acaten cada una de las órdenes que esta criatura les dé, te lo encargo.

--Si, su magestad --culmino el diablillo para cumplir de inmediato la orden de su rey.

Reginald estaba sorprendido, jamás había visto a su amo comportarse de esa manera, era la primera vez (en los miles de siglos que llevaba trabajando para el) que lo veía preocupado por la integridad de una criatura que no fuese él.

--R-Reginald --lo llamaron sus compañeros para saber lo que Lucifer le había dicho.

--¿Que te dijo su magestad?

--Nada...

--¿Pero cómo? ¿para qué te habló? ¿que es lo que quería decirte con tanto urgencia? --cuestinaron con desesperación los demás para saber sobre el chisme.

--Nuestro amo y señor me dio las instrucciones específicas de atender a su invitado, deben de respetarlo y tratarlo con delicadeza.

--¿Eh?

--¿Te dio la orden de que atendiéramos a esa cosa? --pregunto con confusión uno de los diablillos

--Si, así es y por favor absténgase de hacer esos comentarios, no es una cosa, es el invitado real de su magestad infernal --aclaro Reginald

--Es una broma, ¿verdad?

--No no lo es

--Pero... ¿por qué diablos tenemos que atenderlo es algo que no queremos y en lo que no estamos de acuerdo.

--Si, el tiene razón --corearon al unísono los demás empleados.

--Yo no quiero atenderlo

--Ni yo

--Les recuerdo que ustedes no tienen voz ni voto dentro de este palacio, él es nuestro rey y cada una de sus órdenes deben ser cumplidas.

--P-Pero...

--Solo son empleados que tienen la única obligación de obedecer.

--No nos puedes dar esa orden anciano no tenemos por qué acatarla --amenazo uno de los diablillos tratando de intimidar a Reginald pero sujetando rápidamente su muñeca lo domino por completo.

--No olviden su posición y acaten lo que son majestad ordenó, ¿entendido? --enfatizo Reginald desprendiendo su aura maligna por el lugar.

Al ser el mayordomo personal de Katsuki estaba bien preparado para los combates cuerpo a cuerpo y de poder, no cualquiera de esos empleados podía igualarse ante el pues por mucho tiempo se especializo en el arte de la guerra.

--Nunca traten de rebelarse ante mí, de ante mano saben las consecuencias y cualquiera de ustedes puede morir a manos mías o de mi personal especializado --declaro acomodándose el saco de su uniforme.

Dentro del personal del castillo abundaba mucho más los sirvientes de baja categoría aquellos que cumplían lo más básico dentro del lugar sin embargo no todos podían tener el privilegio de ser un mayordomo, solo los más hábiles y talentosos podían superar la prueba con éxito para iniciar cuánto antes sus estudios en las artes de defensa y estrategias. Solo existían seis mayordomos, cada uno de estos bajo la influencia de Reginald, el líder principal de los mismos y el maestro a cargo de enseñarles cada una de las tácticas para defender, proteger y servir a su señor con fidelidad.

--No pierdan más el tiempo y acaten las órdenes de nuestro señor

--Entiendo

Sin más que decir Reginald se retiró del lugar, aún estaba preocupado por su señor, era raro que se comportase de esa manera y hasta cierto punto llegó a ser inquietante. Usualmente su maestro solía ser muy obstinado, necio, terco y testarudo siempre se acataba cada una de las reglas o los pedimentos que imponía, a veces hasta el grado de sonar absurdos pero había una regla de oro que todos conocían a la perfección y era jamás contradecirlo.

--Mi señor... Espero que nada de esto le traiga problemas, es agradable verlo así, jamás lo había visto tan contento... solo quiero que usted se olvide de todas las incertidumbres que en el pasado lo afectaron, por primera vez, quiero que usted sea feliz... --susurro Reginald si dejar de caminar por los pasillos del palacio.

Aquel evento seguia siendo sorprendente para todos pues en los miles de milenios que Katsuki tenia gobernando el infierno, jamás había mostrado un solo gramo de compasión hacia una criatura indefensa, sin duda alguna aquel ser revolucionó por completo los sentimientos del dominante.

Continuará...

La Reina sin Alas - 🧡Katsudeku💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora